Me encontraba en Punta Cana, la playa paradisíaca de la República Dominicana, cuando el presidente Barack Obama anunció medidas destinadas a permitir más viajes desde Estados Unidos a Cuba, y me pregunté si el aumento del turismo estadounidense a Cuba será un impacto devastador en los demás centros turísticos del Caribe.

Es cierto que las nuevas medidas no implican el levantamiento del embargo estadounidense a los viajes a Cuba, y no provocará una avalancha inmediata de turistas estadounidenses. Sólo facilitarán las visitas organizadas por escuelas, iglesias y grupos culturales a la isla, permitiendoles organizar vuelos charter como parte de un plan destinado a aumentar los contactos personales entre ambos países.

Pero estas medidas, junto con las anteriores adoptadas por el gobierno de Obama para facilitar los viajes de los cubanoestadounidenses a Cuba, indudablemente generarán un considerable aumento del turismo de EEUU a Cuba, eso ya está ocurriendo. Ya hubo unos 20 vuelos diarios de Miami a La Habana en diciembre, cuando los cubanoestadounidenses de Florida viajaron masivamente a visitar a sus parientes en la isla para las fiestas de fin de año. Ahora, las agencias de viajes podrán organizar vuelos charter con propósitos "culturales'' que podrían -si la administración interpreta con flexibilidad sus propias reglas- incluir cualquier cosa, desde observación de pájaros hasta visitas a los templos.

"No va a haber una explosión inmediata de turismo estadounidense a Cuba, pero eso eventualmente ocurrirá'', dice Andy Dauhajre, un economista que dirige la Fundación Economía y Desarrollo de República Dominicana, "Y cuando eso ocurra, va a haber un impacto significativo sobre varios destinos turísticos como Cancún, Bahamas, Jamaica y República Dominicana''.

Agregó que una apertura total del turismo estadounidense a Cuba podría generar un flujo de entre 1 millón y 3 millones de turistas anuales, que significaría una pérdida de 700.000 visitantes estadounidenses en Cancún, 600.000 en Bahamas, 400.000 en Jamaica y 360.000 en República Dominicana. "La clave es si Cuba será capaz de construir más hoteles para acomodar a tantos turistas de EEUU'', dice Dauhajre. "Si no puede, habrá un desplazamiento de turistas canadienses, europeos y latinoamericanos a otros destinos caribeños''.

El régimen cubano, quizás anticipando las esperadas medidas anunciadas por EEUU, pronosticó que espera que los visitantes aumenten 10% este año. Pero Carlos Vogeler, director de la Organización Mundial de Turismo, me dijo que este aumento no significará un golpe para otros países de la región, sino que podría tener efecto contrario. Podría generar una ola de entusiasmo por el Caribe que generaría más viajes a todos los destinos caribeños.

Mi opinión: el impacto regional de una avalancha de turistas estadounidenses en Cuba, será menos dramático de lo esperado. No es probable que Cuba tenga suficientes hoteles para albergar grandes números de turistas estadounidenses además de los europeos, canadienses y latinoamericanos que ya recibe. Si llegan más de los que Cuba puede recibir, muchos se irán a otras islas del Caribe. Y, más importante, llevará muchos años -si no décadas- para que la industria turística cubana pueda ofrecer la clase de servicios cordial y eficiente que uno encuentra en la mayoría de los otros destinos del Caribe. Muchos turistas van de vacaciones a Cuba por curiosidad, y nunca vuelven, porque quieren ser mejor atendidos.

"DESPUÉS de 50 años de prohibición de viajar a Cuba, hay en EEUU mucha curiosidad acumulada sobre la isla. Pero no será el fin del mundo para Punta Cana, ni para los otros destinos turísticos del Caribe.''