Obama no ha tenido un interés especial por Latinoamérica. Cuando lo entrevisté por primera vez en 2007, nunca había pisado la región. Y durante sus primeros cuatro años, a diferencia de la mayoría de sus predecesores, no propuso ningún gran plan regional para aumentar los lazos con Latinoamérica, y en cambio proclamó que su prioridad en política exterior es la región Asia-Pacífico.

Sin embargo, tal vez termine siendo excelente para Latinoamérica, por otras razones. Primero, hay buenas posibilidades que -fortalecido por la paliza que le dio a los republicanos al ganar el voto latino por un margen 71 a 27 por ciento en las elecciones de 2012- Obama apruebe una reforma inmigratoria que legalizaría a unos 11 millones de indocumentados, lo que sería una bendición para las economías de México, Centroamérica, el Caribe, Colombia y Ecuador. Si los indocumentados consiguen empleos legales, ganan salarios más altos, enviarán más dinero a sus países de origen.

Según Manuel Orozco, autor del libro América latina y el Caribe: migración, remesas y desarrollo, los 73.000 millones de dólares que los indocumentados de EEUU envían a Latinoamérica anualmente podrían aumentar un 18% si su estatus es legalizado, lo que significaría una entrada extra de 13.000 millones de dólares en 2014. Además, las propuestas de Obama de prohibir armas de asalto tras la reciente masacre de Newtown, Connecticut, contribuirían a reducir la violencia regional por armas contrabandeadas desde Estados Unidos. México dice que el 83% de las armas incautadas entran ilegalmente desde EEUU.

También la reciente aprobación de medidas para la legalización de marihuana en Colorado y el estado de Washington posiblemente le permita a Obama mayor flexibilidad en conversaciones sobre las drogas con los países latinoamericanos. Guatemala, Uruguay, México y Colombia, entre otros, han pedido un debate con Washington sobre la legalización de drogas, proponiendo más recursos a la educación, prevención y planes de rehabilitación. Asimismo la propuesta de Obama de cerrar las negociaciones para el Acuerdo de Asociación Transpacífica -aunque principalmente dirigido a países de Asia- también beneficiaría a México, Colombia, Perú y Chile y podría convertirse en el mayor acuerdo comercial del mundo si Japón decide integrarse.

Y la probable decisión de Obama de designar a John Kerry para reemplazar a Hillary Clinton como secretario de Estado hará que el senador Bob Menéndez (demócrata) -partidario de una mayor cooperación con Latinoamérica- reemplace a Kerry como presidente del poderoso Comité de Relaciones Exteriores del Senado. Sería una buena noticia para países que piden mayor asistencia de EEUU.

Mi opinión: Aunque la mayoría de estos hechos podrían ayudar indirectamente a Latinoamérica, hay algo que podría hacer Obama con un impacto directo en la región. Es que cumpla su promesa de 2011 de elevar el número de estudiantes universitarios latinoamericanos en Estados Unidos a 100.000, y el de universitarios estadounidenses en Latinoamérica a 100.000, para el 2020.

Actualmente hay tan sólo alrededor de 64.000 universitarios latinoamericanos y caribeños estudiando en EEUU, comparado con 168.000 chinos y 73.000 de Corea del Sur. América latina se está quedando cada vez más detrás de Asia y los países desarrollados en educación, ciencia y tecnología.