El 20 de enero de 2009 fue una fiesta en Washington, al asumir como primer presidente afroamericano de los Estados Unidos, un joven y brillante orador que parecía portador de todas las soluciones para los dilemas profundos de la mayor potencia mundial.
La realidad fue más dura de lo imaginado, pero no inesperada. La salida de la crisis financiera exige tiempo y aún el desempleo golpeará los bolsillos y la psicología de la población un tiempo más. Con el correr de los meses, los indicadores de popularidad fueron registrando algo parecido a una decepción. La reforma de salud, que finalmente fue aprobada, consumió buena parte de las energías de la administración de Barack Obama durante 2009, pero muestra que la capacidad de cambio está intacta. El desgaste de la gestión se hizo evidente en la aprobación popular. Según el Pew Research Center, un 49% aprueba la tarea del presidente y un 40% la desaprueba. En febrero de 2009 la misma medición arrojaba un 64% a favor y un 17% en contra, una situación parecida a la de Ronald Reagan o Bill Clinton.
Ante la pregunta de si Obama significa un nuevo enfoque en la política en Washington, en febrero pasado un 66% respondía afirmativamente, mientras que hoy lo hace un 53% y la situación económica pesa en la valoración: 91% considera que la economía funciona regular o pobremente. No obstante, Obama parece conservar su base electoral: lo apoyan más las mujeres, los jóvenes, los negros y los demócratas. Sindicatos, hispanos, gays y militantes pacifistas están en alerta permanente.
Los sindicalistas siguen escépticos porque Obama demora una ley que haría más sencilla la organización gremial en los EEUU. Los gays recibieron pocas señales: tan sólo un embajador homosexual en Nueva Zelanda, y los hispanos siguen esperando una reforma inmigratoria profunda. La reforma de salud, su gran proyecto inicial, se fue moderando hasta que se hizo posible su avance, algo que resulta histórico. Con un costo de 870.000 millones de dólares en diez años, extenderá los beneficios a 30 millones de ciudadanos sin cobertura médica.
Esta gran apuesta de Obama y la recuperación económica serían la base para disputar con chances las elecciones en medio término de 2010, que a su vez son claves para imaginar si su futuro es promisorio o habrá sido una burbuja de optimismo en la vida de los norteamericanos.