Un informe de Latinobarómetro señala a 2010 como el mejor año para América latina desde que comenzaron las mediciones en 1995, y prevé que el mundo está a las puertas de una década latinoamericana en la que el crecimiento de años anteriores, en especial del "quinquenio virtuoso" (2003-2007), y el impacto mitigado de la crisis económica, son una plataforma para ver el futuro con optimismo.

Claro que con sólo el 8,5% de la población mundial, equivalente a cerca de 600 millones de habitantes, América latina sufre el 27% de las muertes violentas del planeta, cada año unos 200 millones de ciudadanos son víctimas de algún delito grave, y la inseguridad es la principal preocupación, por encima del desempleo.

A comienzos del siglo XIX se necesitaba transformar al esclavo en consumidor, es decir en trabajador asalariado. Ahora, a comienzos del siglo XXI, el capitalismo globalizado produce otro cambio social, de dimensión similar a la anterior: la transformación del pobre en consumidor, lo que implica hoy que sea un trabajador formal. Para el mundo no desarrollado: América latina, Africa y la mayor parte de Asia, sus riquezas naturales en los años 60 perdían valor frente a los productos industrializados del mundo desarrollado, y en los 90, frente al valor de la tecnología y el conocimiento. Al comenzar el siglo XXI, la producción primaria gana valor frente a la industria y la tecnología.

A fines del siglo XX, reducir la natalidad era un objetivo necesario para disminuir la pobreza, mantener el equilibrio social y preservar los recursos naturales y el medio ambiente. Ahora, China comienza a abandonar la política del hijo único y Francia a subsidiar el tercero. Transformar al pobre en consumidor y mayor población ha pasado a ser ventaja y la producción primaria vale cada día más. El mundo emergente, ha pasado a tener un horizonte positivo y el mundo desarrollado, de estancamiento relativo.

Hace menos de diez años, se discutía si el destino de la región era ser otro continente perdido, como Africa. Hoy se discute qué países de este continente se transformarán en economías desarrolladas en los próximos años, gracias a sus recursos naturales. En este marco, ha vuelto el optimismo a la región y en particular a la Argentina, noveno del mundo en recursos naturales. Habrá que ver si tendremos la misma eficacia que cien años atrás para aprovechar esta oportunidad histórica.