Alejandro Olmos realizó una labor solidaria con el pueblo argentino. Con su trabajo los ciudadanos de a pie conocimos la causa del daño que padecerían las futuras generaciones. Es un periodista argentino especializado en economía y política. Realizó una investigación de la deuda que contrajo la República Argentina entre 1976 y 2000. Hasta ese momento, la mayor estafa que pudo soportar el pueblo argentino. Esto motivó su presentación judicial en el segundo juzgado federal a cargo de Jorge Ballestero. A continuación una breve cita de su trabajo:


La deuda privada y pública de la Argentina al final del auto denominado Proceso de Reorganización Nacional ascendía a la suma de U$S 43.000 millones. En 1982, siendo presidente del Banco Central Domingo Felipe Caballo, se inicia el proceso de estatización de la deuda privada frente al atraso de los pagos de dicho sector. El gobierno argentino establece un seguro de cambio a favor de las empresas deudoras. Si a partir de esa fecha se producía una devaluación del dólar, la diferencia entre el monto de la deuda al momento de tomarla, con la del monto de la misma luego de la devaluación, estaría a cargo del gobierno argentino. Lo escandaloso es que empresas con filiales en el exterior tomaron deuda a nombre del gobierno argentino, desviando dichos fondos hacia otros países. Argentina se hizo cargo de obligaciones por créditos que no se recibieron en el país. En 1985 siendo presidente del Banco Central José Luis Manchinea, se estatiza el total de esa deuda. Como consecuencia del pago del capital y los intereses, en enero de 1989 quedaban 900 millones de dólares como reservas del Banco Central y se dispuso inmovilizarlas. Traducido a lenguaje más claro, si el dólar se disparaba, el BCRA no podía hacer nada para impedirlo. Los que disponían de información privilegiada salieron a comprar moneda estadounidense. Paralelamente el gobierno garantizó a los industriales mantener invariable el tipo de cambio. Sin embargo, el 5 de febrero se produjo un feriado bancario y una corrida que desencadenó un proceso inflacionario inédito en la historia de la macroeconomía mundial. Así surgió otra tanda de nuevos ricos en la Argentina. Los productores que habían confiado en la palabra del vicepresidente de la Nación quedaron en bancarrota. La inflación anual en 1989 llego a superar el 3.000% y en 1990 se mantuvo en 4 dígitos. Al final de este proceso la deuda ascendía a U$S 63.000 millones. A fines de 1992 Argentina entró en el Plan Brady y el 31 de marzo de 1993 emitió U$S 25.000 millones en bonos. La deuda se cuadruplicó. La mayoría de los argentinos no lo sabía. Dentro del proceso, la justicia argentina ordenó una auditoria al BCRA para conocer la maraña por la cual se había llegado a esas cifras. Se comprobó que en dicha entidad no existían registros de la deuda. Los mismos se encontraban en un banco privado al que el gobierno le había delegado esa misión. Es como si doña Rosa se desentendiera y el carnicero le llevara la cuenta de su deuda con la carnicería. Finalmente el juez federal Jorge Ballestero emitió una sentencia meramente declarativa después que muriera el denunciante. El fallo tenía por objeto confirmar la certeza que el pueblo argentino había sido víctima de la peor estafa de la historia conocida hasta ese momento. Se cerró la causa sin procesar a nadie por prescripción de los plazos de la justicia penal y se remitió copia del expediente al Congreso.


Alejandro Olmos colaboró con la educación de nuestra consciencia ciudadana.