‘En tal fecha manda tal hombre, tal pueblo o tal grupo homogéneo de pueblos, como decir: en tal fecha predomina en el mundo tal sistema de opiniones-ideas, preferencias, aspiraciones, propósitos”, escribía tiempo atrás Ortega y Gasset. Y, la pregunta disparadora de reflexión, a lo que sucede en nuestro presente actual sería: ¿Qué propósito predomina en este sistema planetario actual? ¿Quién manda ahora? A la respuesta del poder y del predominio hay una historia reciente que todavía nos interpela. Antiguamente, eran las religiones las que mandaban y daban el origen a las ideas políticas. En la Edad Media no había un mando en lo temporal, se veía más claro, en el mando de tipo espiritual. Y, el líder, era alguien incuestionable que inspiraba la política. En esos tiempos de poder a la fuerza, con la separación del Estado de la Iglesia, con el sable, entraba un orden distinto, más liberal, pero también de caos. Eran tiempos de rebelión, barbarie, déficit de pensamiento, cultura y opinión sólida. En la época moderna, mandaba alguien, pero sobre una pequeña porción del mundo. Intelectuales de entonces, hablaban de un desplazamiento del poder, luego de la posguerra, donde Europa dejó de mandar el universo.

Y, es allí, en la etapa contemporánea, donde empieza a tener preponderancia Estados Unidos de Norteamérica. Precisamente, luego de una guerra de ideologías fuertes, que dividieron al mundo: El capitalismo representado por los EEUU, y el comunismo por la URSS y Cuba, empezó a mandar el sistema capitalista triunfante, que si bien era un sistema racional, se volvió cada vez más salvaje, irracional e incontrolable. Pero sorpresivamente, Oriente también quiere mostrar que puede mandar e incomodar, a Occidente. Quieren hacerse oír, imponerse, ante un mundo que segrega, divide, y no impone opiniones de un líder consistente y sólido. Gente segregada del sistema que no logra casa, pan, vivienda, son captados fácilmente para la inmolación: ahora le tocó a Bélgica. Es que el terror subyace, ya no con ideologías materialistas de orden político-económico, sino por ideologías espirituales, que pujan por su espacio de poder ante el vacío de ideas y de liderazgos sólidos. Todo es consecuencia de ‘El Gran Vacío” ¿Se entiende la gravedad de este diagnóstico? ¿Se ve la debilidad de cualquier poder actual?

El actual presidente de los Estados Unidos Barack Obama, visitó Cuba y Argentina, en una gira, que muchos consideran de hito histórico. Habló de forzar relaciones y acabar con las ideologías divisionistas. Tal vez, el Imperio no se siente tan fuerte como antes, porque ahora necesita negociar, urge del apoyo de las regiones del mundo, para poder combatir en conjunto al caos y a la inseguridad. Fundamentalismos religiosos, pretenden demostrar que el poder es la nada histórica, que la inseguridad manda, que el caos vengativo de la justicia, a tanta injusticia social, se hará bajo algún inspirado que mata en nombre de Dios. Obama y muchos líderes actuales empiezan a entender que al cáncer no se lo cura con bayaspirina. Las relaciones políticas distantes no podrán contrarrestar a esta ola de carencias de opiniones y organicidad. La pobreza material y espiritual mata. ‘Todo cambio, es a la vez un cambio de opiniones y, nada menos que un cambio de gravitación histórica”, auguraba Ortega.

Al respecto, creo que al cambio de gravitación histórica, ya lo hizo el mando capitalista, impregnadas de políticas materialistas salvajes, que alentaron el éxito del consumo, al éxito de opiniones espirituales sólidas, frutos de la educación y la espiritualidad. La convivencia humana de hoy es un caos de improvisaciones porque carece de opiniones. El Estado, casi no logra regular ese equilibrio, porque no cuenta con la opinión madura, sino con mentes vacías, y así el poder, se vio debilitado en la posmodernidad. Es que las mentes de corrupción y mentira mandan en el planeta. La educación de calidad es casi nula o cara. Solo tenemos una opinión pública dividida en grupos discrepantes, que queda anulada, y no permite construir el mando necesario. Las mentes empobrecidas de subsistencia hacen que un pueblo ni siquiera se ponga de acuerdo en las ideas ante la visita de un líder.

La sociedad dividida en Latinoamérica, quedó plasmada con la visita de Obama, con un sector que lo apoyaba, y otro que no. Jamás Argentina fue de buena relación con los EEUU, pero ésta no deja de ser una oportunidad de dejar el vacío, ese agujero negro, que da la fuerza de la opinión pública, cuando sólo hace lugar a la inoperancia verborrágica de la descalificación. Para salir del abismo, del líder del deshielo, la opinión, orden, salud, es necesario recalcar lo de Talleyrand a Napoleón: ‘Con las bayonetas, sire, se puede hacer todo menos una cosa: sentarse sobre ellas”.