Los signos de violencia que acechan a las disciplinas deportivas, tanto a nivel profesional como amateur, mantienen en vilo a todas las personas que de una u otra forma están vinculadas a la promoción del deporte en ámbitos gubernamentales y en las dirigencias de los clubes. Es por ello que en varios países se estén implementando acciones para fomentar la denominada "cultura de la paz en el deporte”, con el convencimiento de que si se inculca desde temprano, en los niños y jóvenes, este comportamiento se logrará erradicar la violencia de todas las competencias.
El deporte es considerado como un factor de convivencia social y sano desarrollo de las relaciones sociales, al fortalecer la cooperación, la solidaridad y la cohesión familiar. Por ello es que hay un gran interés por parte de los estados nacionales de evitar que la violencia se internalice desvirtuando estos principios básicos.
Legisladores de países como México están abocados a generar un cambio del comportamiento de los atletas, que garantice la paz en todo evento deportivo. Lo que se pretende es que todos los actores involucrados en las disciplinas físicas acaten, como imperativo categórico, el respeto a las actitudes y los comportamientos que generen la convivencia pacífica y armónica.
Hay coincidencia en que si bien "la paz es responsabilidad de todos y que a la paz la hacemos todos”, es el Estado el responsable de la implementación de una cultura de la paz aplicada al deporte. Hay que tener en cuenta que el deporte es una herramienta de reconciliación social y humanitaria, que puede contribuir decisivamente con un cambio social que se está reclamando en todo el mundo.
