Una frase de 127 palabras descubierta por un senador en un proyecto de ley ha llevado al Parlamento de Uruguay a plantearse la necesidad de elaborar un manual de estilo que haga más concisa y simple la redacción de textos legislativos para su mejor comprensión pero también para ahorrar dinero.

La preocupación partió del senador de oposición Pedro Bordaberry, del Partido Colorado, quien en una intervención en la Cámara Alta reclamó a sus colegas reflexionar sobre el caso y adoptar medidas para resolver un fenómeno que al parecer no es aislado. "Los estudiosos de la redacción afirman que una frase no debe contener más de quince palabras”, explicó Bordaberry. El senador puso como modelo al estudioso catalán Daniel Cassany, autor del libro "La cocina de la escritura”, un defensor del uso de "palabras cortas y básicas, frases cortas, lenguaje concreto y ubicar de forma lógica el verbo”.

También se refirió al editor francés François Richaudeau y su libro "L’ecriture efficace” (Paris, 1978), para mostrar cómo la literatura universal ha tendido justamente a reducir la extensión de las frases siglo tras siglo. Richaudeau, argumentó el senador uruguayo, se refiere sobre todo a "la notable evolución de la cantidad de palabras por frase” en la literatura inglesa, que pasó de usar 41 de promedio en 1700, casi 30 en la primera mitad del XVIII, 25 en la segunda mitad de ese siglo y 15 en 1970. "Descartes, en el siglo XVII, usaba de promedio 74 palabras por frase, mientras que Proust en el XIX utilizaba 39 y el genial Flaubert sólo 18. Nosotros aprobamos una norma que una sola frase tiene más de 100 palabras”.

El origen de las quejas del que fuera candidato a la Presidencia uruguaya en 2009 se encuentra en una norma aprobada sobre el funcionamiento de la Corte Electoral, en cuyo artículo número dos hay una frase de 127 palabras. Esto afecta a la legibilidad y el entendimiento de lo que se quiere establecer en los textos legales. Además, le cuesta dinero al Estado porque se pierde tiempo después tratando de entender la norma. Ante ésto esto el legislador propone que se estudie la creación "un libro de estilo como lo tiene el periódico El País”, de España, al tiempo que recordó las normas con las que son obligados a trabajar los taquígrafos del Poder Legislativo uruguayo.