Cuando queremos salir de una crisis económica o social, apuntamos a los personajes mediáticamente importantes. Economistas, grandes empresarios, líderes sindicales, periodistas o funcionarios. Como si fueran responsables exclusivos. Son grandes responsables. Pero no los únicos. Mirar solamente a ellos sería buscar la varita mágica del corto plazo para resolver problemas que volverán. A estas crisis en macroeconomía se las denomina ciclos. Destruir es fácil y rápido. Producir es difícil y se necesita tiempo.

Intentaré un análisis desde la razón y la fe. Estas son las dos alas con las que el espíritu del hombre se eleva a Dios. Pensamiento extraído de la encíclica "Fides et ratio".

Lo consistente en el largo plazo se construye con cosas pequeñas. Todos, incluso los líderes más importantes, tuvieron que aprender el valor de lo simple. Jorge Mario Bergoglio, del cual me siento orgulloso como argentino, estaba convencido de su vocación sacerdotal a los 21 años. Al ingresar en el seminario de Villa Devoto, a cargo de los jesuitas en aquellos años, anhelaba misionar en Japón. Sin embargo, su confesor pidió que empezara con tareas pequeñas y pusiera atención en los detalles.

La vida se construye con lo más elemental. Una figura femenina muy importante lo demuestra. La Virgen María. Desde el punto de vista histórico se me ocurre pensar en la carpintería de San José como una pequeña empresa de familia en la que Jesús iba creciendo en estatura sabiduría y santidad. Con motivación y entusiasmo, honestidad y realismo, capaz de generar soluciones, escuchando a los demás. Con la capacidad de reponerse frente a los golpes de la vida.

Los japoneses son partidarios de las pequeñas empresas. En ellas cada persona es tratada por su nombre y están muy arraigadas. Tal vez trabajen toda una vida en la misma empresa. A su vez ésta permanece en su territorio y es poco probable su traslado. En las grandes empresas hay una gran movilidad tanto a nivel de sus dueños como de sus gerentes, con una importante tendencia a cambiar de lugar. Estas son muy importantes para llevar a cabo grandes emprendimientos pero tienen la desventaja que no miran rostros. Sólo ven números.

A nivel estatal podemos contar con un abultado presupuesto. No sirve de nada su volumen si no se vuelca a crear condiciones para fomentar la iniciativa de las pequeñas células del tejido social. Recuerdo en 1995 entró en Argentina mucho dinero. Pero si un pequeño productor solicitaba un crédito debía unirse con otros y formar una UTE (unión transitoria de empresas). Era más caro el collar que el perro.

Somos propensos a pensar en grande y no está mal. Los sueños de los jóvenes son grandes proyectos. Miguel Ángel Mateos, cantante, compositor y músico de rock argentino; líder de la banda ZAS, cautivaba a los jóvenes en 1993 con la letra: "Nene, nene, que vas a ser cuando seas grande, estrella de rock and roll o presidente de la nación". Con frecuencia se ignora que los grandes proyectos necesitan numerosos detalles e infinidad de pequeños esfuerzos. Si vas a estudiar es necesario leer el primer párrafo y así sucesivamente.

Desde el punto de vista material también se nos ocurre buscar la grandeza en la inmensidad del universo. Pero hay un concepto, a pesar de mi ignorancia, que llama la atención. El "cuan" es una partícula subatómica que si la introducimos en un acelerador de partículas a muchos km por hora, nos encontraremos con "nada". Haciendo el proceso inverso el "cuan" surgió sin existencia de materia y esto nos dice que existió una inteligencia previa. El espíritu da vida a lo pequeño.