Desde que José Luis Gioja dijo en una entrevista de DIARIO DE CUYO que éste sería su último período como gobernador de San Juan, los justicialistas que sienten tener alguna chance de sucederlo, empezaron a sentirse liberados. Cierto es también que no es la primera vez que Gioja dice que no irá por otro mandat, pero sí es la primera ocasión en la que no hay un plan B. O, al menos, eso esgrimió públicamente y a sus colaboradores más cercanos; casualmente, esos acólitos de hoy son los mismos cuyos planes no lo tienen al líder peronista precisamente como protagonista para la próxima Gobernación. Por esto y por otros factores, éste es un período distinto de José Luis Gioja. Todos los peronistas saben que hay chances de convertirse en su sombra y que ello desemboque directamente en el sillón que comanda los destinos de San Juan. Por ahora, lo más saludable para los dirigentes es buscar un perfil, más allá de quién se acomode mejor a ese perfil. Ya que proponer nombres resultará, seguramente, contraproducente. Lo importante es que Gioja tenga claro qué quiere del próximo Gobernador, ya que con la elección del candidato se le viene un gran desafío, y tal vez el más importante de todos. Debe formar a alguien que tenga las condiciones necesarias para sucederlo. No entregará la Gobernación pensando en su sangre o en sus amistades, lo hará convencido de lo que hace. Y convencido de poner al mejor. O, mínimamente, así debería ocurrir. Sabe que será su retiro de San Juan y lo quiere con toda la gloria. En búsqueda de ese perfil entonces, es que aparecen condiciones que +el elegido+ deberá respetar. Deberá tener la tremenda capacidad de escuchar, en su justa medida, a quién en ese momento será el ex Gobernador. Peor aún: deberá tener personalidad y también sumisión, y en los tiempos correctos. Por eso es un traje muy difícil de medir.



Yo me anoto



Este tren arranca con tres pasajeros. Marcelo Lima, Juan Carlos Gioja y Sergio Uñac aparecen en punta de una lista que recién nace y que puede modificarse con el correr de los meses. Ellos no lo dicen y no hace falta que lo hagan. La coyuntura los pone en ese nivel. Y no pueden evitarlo. No es que quieran o no, es que no van a poder escapar de las elucubraciones de sus pares y tampoco las que hacen los medios. Y, por ende, la opinión pública. Vamos por partes: Lima tiene una gran virtud, y es que supo combinar las pretensiones políticas de Gioja a sus propios tiempos y supo entender y dominar el juego. Juan Carlos corre con el privilegio de la sangre y tiene dos años para demostrar en un cargo que come políticos: el de Intendente. El caso de Sergio Uñac es distinto al resto. Una buena imagen pública, una gestión elogiada y hambre política -similar a la que Gioja tenía cuándo empezó a perfilar- suman factores que cualquiera quisiera conjugar. Hay que medir la paciencia del pocitano. Saber esperar es algo que Gioja aprendió. En el tiempo se verá si Uñac se contagió de eso o no.

Hay señales que los tres descodifican permanentemente: Lima sabe que su amistad con Gioja lo puso donde está. Hay que ver con qué quiere quedarse y hasta dónde quiere llegar. Chances tiene. Al principio parecía que le costaba, pero algunas acciones en el Municipio de la Capital lo catapultaron en la opinión pública a un lugar que no tenía cuándo llegó a la gestión. El de un hombre capaz. ¿Las señales? Ser invitado de privilegio en casi todas las presentaciones públicas del mandatario. Un spot de propaganda en la campaña lo mostró casi la misma cantidad de veces que al Gobernador. Y Lima, esta vez, no compartía la fórmula con Gioja. Pueden haber existido otras, pero esas se tomaron como "visibles" en algunos sectores internos del peronismo.

El caso de Juan Carlos está casi cantado. Es hermano del Gobernador y tiene todas las chances de sucederlo. Es muy distinto su caso que el del Gioja mayor, César, quién se rifó todas las chances al no leer los tiempos correctamente y jugarse por algo que no tenía futuro. Juan Carlos es más ordenado y hasta condescendiente con las pretensiones de José Luis. Forman un equipo que será difícil de disolver. A José Luis le será más difícil decirle que no a Juan Carlos, de lo que le resultó decirle que no a César.

El caso de Uñac no tiene razones personales como los anteriores, y por ello merece crédito. ¿Señales? En el entorno del Vicegobernador ven como una señal que Gioja lo haya mandado a Mendoza a la asunción de Francisco "Paco" Pérez, en medio de fuertes tiroteos mediáticos. Y, también, ven un espaldarazo al pocitano en la designación de Andrés Díaz Cano en la Secretaría de Agricultura. Díaz Cano trabajó en Pocito con Uñac en el proyecto de desarrollo económico del ex intendente; un tema que lo distinguió sobre el resto de los jefes comunales. Pueden ser mensajes o no. Pero fuera de la amistad y la sangre, el único que aparece con chances equiparables a las otras más directas, es Uñac. ¿Si está dispuesto? Comentan que quiere dedicarse a la dirigencia del deporte, algo que le dará rédito político extra. Seguir ligado a poderes, fuera del lógico de su cargo, es una característica que los otros dos no han demostrado o, al menos, no les ha hecho falta demostrar. A Uñac, sí.

Volviendo con el inicio: Gioja busca perfil. En los tres casos anteriores, hay características que los distinguen, habrá que ver qué perfil le gusta más al mandatario y de allí decantar en el nombre. Por supuesto, dependiendo de que éstos sean los elegidos para la terna. Puede haber más, pero hasta ahora son sólo ellos.