La cinematográfica llegada del intendente basualdista ullunero Leopoldo Soler a su despacho, en ambulancia, decretando la "extinción" de una ordenanza, y sacando al presidente del Concejo de la intendencia con un bombero, más los insólitos argumentos de dos concejales angaqueros para rechazar la creación de un Parque Industrial y la cesión de un terreno para hacer casas del IPV, son pruebas reales y palpables de la escasa preocupación que se vive en algunos departamentos por las formas, la legalidad y hasta el sentido común. Lo de Angaco y Ullum son los últimos casos conocidos, pero en este mismo espacio ya se leyó varias veces de las ilegalidades de los hermanos Mauro y Marcelo Marinero en Iglesia o del acto circense del jefe comunal de Sarmiento, Mario"Cacho" Martín, quién se animó a tirar un "chivo" por la ropa que usaba en un programa de TV local, a comienzos de su gestión. Pero claro, el contexto ayuda y casi los justifica: no hay que olvidarse que vivimos en un país cuyo Ministro de Economía huyó de una entrevista cuando le preguntaron por la inflación, de un país que no sabe cuántos pobres tiene, de un país cuyo presidente y ministros son socios de las empresas que tienen que controlar, en definitiva, los ejemplos citados al fin y al cabo son parte de lo que ya conocemos.  


  
"Ya se vino la 'chinada', ya se acercan en tropel. Prepararse a la remojada y aprontarse a bailar, después", dice la letra de la cueca "En Ullun están chayando", que es lo único que le faltó a Soler al volver al Municipio. Como un tropel y apenas le dieron el alta médica, el jefe comunal se montó en una ambulancia y se fue al edificio municipal a retomar el poder. Evidentemente había una urgencia, que probablemente no haya sido la de ponerse a trabajar luego de semanas de ausencia. Hay concejales que acusan al abogado de haber manejado la plata de la fiesta de Ullum y su espejo como si fuese la de un almacén, es más, aseguran que hasta se la llevó a su casa.

Como el jefe comunal sufrió un robo mientras estaba internado, sospechan que el dinero pudo haber sido parte de ese botín. Se habla de 1,2 millones de pesos. Soler ha respondido que el dinero ya se usó para pagar a los proveedores, lo que sería todo un récord ya que normalmente esos pagos demoran meses. Y si las dos sospechas terminan en verdad, se puede decir que el intendente pagó plata en mano a los proveedores en su propia casa, lo que en sí es una locura administrativa con pocos precedentes. Por ahora, sólo interpretaciones periodísticas.  


  
Pero el grotesco ullunero no termina ahí: Soler firmó un decreto apenas pisó el municipio declarando la "extinción" de la ordenanza que puso a cargo del municipio a Alfredo Carrizo, el presidente del Concejo, ambos basualdistas. Es decir, con un decreto del Poder Ejecutivo Municipal intentó borrar una ordenanza. Y no sólo eso, también firmó otros decretos para eliminar decisiones que había tomado su excompañero de campaña. Hasta se animó a decir en un programa de radio que Carrizo y el resto de los concejales no sabían nada de nada.

"Pobrecito Carrizo", más o menos fue la frase. Después tuvo que dar marcha atrás, porque el Consejo redactó y aprobó la ordenanza que lo repuso en sus funciones y todo lo que había firmado antes quedó sin efecto y debió hacerse de nuevo. Pero se hizo tres días después de lo que él creyó. ¡Dios!  
  
   

  
Angaco  
  
Lo del departamento comandado por José Castro trasciende recién ahora. Según fuentes incontrastables del municipio angaquero, el jefe comunal convocó a los cinco ediles (tres oficialistas y dos opositores) a una sesión extraordinaria la semana pasada. Quería que le aprobaran la creación del Parque Industrial y la cesión de terrenos al IPV para la construcción de casas. Los dos de Cambiemos, Sandra Escuela y Alberto Fernández, le respondieron con una nota en la que le hacen saber que lo demandarán si la sesión es llevada adelante porque la consideran ilegal. ¿El argumento? Que no fueron convocados con el suficiente tiempo de antelación y que no están de acuerdo con los temas que se van a tratar. Hay que aclarar que en algunos departamentos, como Angaco por ejemplo, los ediles se presentan solamente cuando van a sesionar, lo que en sí es una irresponsabilidad absoluta. Según la fuente consultada por este diario, a los concejales se los citó telefónicamente porque no van al Municipio desde diciembre, porque no acostumbran ir a trabajar mientras no están sesionando. Es decir, se pasan cuatro meses del año, desde diciembre a marzo, sin pisar el municipio. Pero, supongamos que tienen razón y que los convocaron a las apuradas, argumento traído de los pelos, pero considerable en las locas cabezas de los funcionarios. Lo que debieron hacer, si es que no querían que Castro avanzara con los proyectos, era presentarse a la sesión extraordinaria y pedir tiempo para informarse. Pero no, directamente rechazaron la convocatoria, no se presentaron y, además, cuestionaron los proyectos. Los argumentos para los rechazos van a quedar en el anecdotario del ridículo político de la provincia. En el caso del Parque Industrial aseguran que no lo quieren porque "este gobierno municipal la única industria que ha generado hasta el presente es la del empleo público". Justamente, si quieren que Castro deje de contratar gente, si es que lo hace, la creación del Parque para industrias es para favorecer la instalación de empresas en el departamento. Nada tiene que ver con el incremento del gasto público, obviamente. Increíble. Pero se pone mejor, ya que la justificación para rechazar la cesión de terrenos al IPV para hacer casas sobrepasa lo insuperable: "Pero no podemos esperar menos de quien permanentemente viene lesionando los intereses de los angaqueros quitándoles sus tierras". Aseguran, se intuye, que el entregar terrenos al Gobierno provincial para levantar casas de los mismos angaqueros es quitarle a los vecinos de ese departamento las tierras. De tan grotesco, es inentendible.  


  
En la misma nota de rechazo a la sesión extraordinaria, los ediles siguen acusando al intendente de no haber hecho un acto conmemorativo del aniversario departamental y de querer cambiarle el nombre a la fiesta angaquera. Dicen que Castro ya convocó a una nueva sesión extraordinaria y que se está asesorando para iniciarles acciones legales. Ojalá los concejales radicales/macristas recapaciten.  


  
En resumen, aún falta mucho para llegar a una calidad óptima en la dirigencia. Sandra Escuela y Alberto Fernández están muy lejos de lo que los vecinos merecen, y Soler, de Ullum, cree que puede hacer lo que quiera con el Municipio. Nada que no hayamos visto ya. Mauro y Marcelo Marinero son el más claro ejemplo del manejo caprichoso e ilegal de un municipio: en 10 años de regalías mineras tiraron, regalaron, desperdiciaron $444.447.615. A los angaqueros y a Soler les queda aún mucho por aprender.