Durante el Primer Congreso Provincial de Historia de los Departamentos, realizado hace unas semanas en nuestra provincia, el arquitecto Carlos Campodónico Horta, se refirió a uno de los sitios enclavados en las sierras de Pie de Palo conocido como el Baño del Indio, al que también algunos han denominado Los Baños del Indio, por comprender tres hoyadas en las que pueden encontrarse una serie de manifestaciones de los aborígenes plasmados en varios petroglifos. Este sitio pertenece al departamento Caucete y puede ser visitado por que se atreven a realizar una travesía de unos 10 kilómetros, desde la ciudad de Caucete, de los cuales gran parte se realizan caminando entre los cerros, por un sendero que no está demarcado y que se mantiene en estado natural.

Citando algunas notas publicadas en DIARIO DE CUYO, dijo que llegar a ese magnífico sitio no es tan difícil, y que solo hay que dejar que los sentidos primen a la hora de descubrirlo. "’Se trata de un lugar único por sus riquezas arqueológicas, que junto a "’Lagar Grande” o "’Molle” y "’Quebrada del gato”, en la quebrada occidental del cerro Pie de Palo, conforman por ley un monumento histórico y cultural.”

Según Campodónico Horta, quien en su exposición ofreció pautas para leer o interpretar los petroglifos, lo que observa en cada una de las hoyadas corresponden al movimiento tardío o movimiento agropecuario, correspondiente al período comprendido entre el 1200 y 1460, anterior a la época incaica. Los dibujos contienen escenas del pastoreo del ganado de vicuña, que es la ganadería de esa época, como también figuras representando al sol, la tierra y otras formas zoomorfas.

Los restos de las antiguas culturas no es lo único que impacta del lugar, como cada vez que hay crecidas en la zona las hoyadas se llenan de agua, hay rocas podridas que contrastan con el cielo. Las piedras van tomando distintas tonalidades según la hora del día, y el silencio absoluto que puede penetrar las más grandes rocas en medio de los cerros, le confieren una belleza muy particular.

Calos Campodónico también citó a la documentalista, directora del Proyecto Rastro y miembro del Consejo Provincial de Patrimonio de Mendoza, Laura Hart, quien sostiene que "’si vemos las creaciones rupestres con la mirada desde las artes visuales encontramos un lenguaje visual simbólico, inmerso en la naturaleza silvestre, sin posibilidad de una lectura directa que nos permita comprender el significado y la intención que tuvieron aquellos que lo crearon en épocas prehistóricas. A medida que vamos observando los diseños rupestres originarios en diferentes sitios y regiones y descubriendo su contexto cultural, empezamos a entender ciertas funciones que operan en ese complejo sistema de imágenes.”

Los creadores originarios pintaron y grabaron trazos, puntos, símbolos, figuras abstractas o figurativas. En ocasiones repitieron motivos semejantes hasta formar un conjunto que da lugar a una secuencia gráfica. Estas secuencias podrían tener carácter ornamental, representar ideas o conceptos mas o menos complejos, pero sea cual fuese su significación estaba indefectiblemente ligado a su cosmovisión.

En otra parte de su disertación Campodónico Horta dijo que en el Arte Rupestre, los elementos gráficos semejantes que cohabitan sobre un mismo soporte, y que conservan entre si intervalos vacíos se agrupan organizados en conjuntos de modo tal que, visualmente, se perciben como una unidad de partes, podríamos considerarlos como una secuencia gráfica. En los petroglifos de Baño del Indio, el diseño con forma de corazón no sólo se reitera ocho veces en el conjunto, sino que además, seis de ellos están alineados horizontalmente, con estrechos espacios entre motivo y motivo, dando así, idea de multiplicidad. Los Baños del Indio son un testimonio más de ese esfuerzo por preservar la viva memoria de estos genios originarios que dejaron plasmados en sus cerros toda la visión de un modo de vida, esa cosmovisión propia de una época y que aun hoy y a pesar de ser tan estudiados, son sólo un camino más frente al misterio y al misticismo. Debemos ser conscientes de revalorizar el Patrimonio cultural como Paisaje y como Centro de reproducción e interpretación.