En estos últimos días el precio del barril de petróleo experimentó una nueva baja que hizo que, por primera vez en seis años, se ubicara por debajo de los 50 dólares. La gran incógnita es conocer qué incidencia tendrá en nuestro país este fenómeno respecto a uno de los males mayores de nuestra economía, como es la inflación.

El nivel de descenso que el precio del barril tuvo desde mediados del año pasado hasta diciembre último, superando el 40%, sólo alcanzó para que en la Argentina el precio de las naftas bajara un 5%, lo que casi no tuvo incidencia en los precios al consumidor de bienes y servicios.

Los expertos en economía vaticinaron lo que iba a ocurrir e incluso adelantaron que varios servicios, como el de transporte de ómnibus, iban a incrementar sus tarifas por desfasajes anteriores.

Ahora que el precio del barril ha vuelto a caer con una cotización del orden de los 47 dólares en EEUU, y ya acumula más de 6 meses en que comenzó a experimentar esta baja, se comienza a generar cierta inquietud sobre el precio de los combustibles, que como es de conocimiento general inciden directamente en la formación de los precios de los demás productos, por los fletes. De todas formas hay que tener en cuenta lo manifestado por el sector transportista, que ha señalado que la baja en el precio de los combustibles debería superar el 30% para tener alguna incidencia concreta. Caso contrario, el actual nivel de rebaja no alcanza a cubrir el desfasaje que existe en el sector.

Habrá que esperar qué sucede con esta variante, a pesar de que el Banco Mundial proyecta que seguirá bajo, por algún tiempo, el precio del petróleo, en base a un estudio realizado por Perspectivas Económicas Mundiales, dado a conocer el miércoles último en Estados Unidos.