El tiempo pasa, es inexorable, con él se van hombres, hechos, cosas y más. En mi mente la historia parece pasar en cámara rápida, comenzando por aquella india que pícaramente cambiaba pepitas de oro por comida y agua, pasando por el Dr. Ignacio de la Roza firmando la ley de extensión de la red de canales de San Juan "hacia las tierras del Pocito", aquellos crueles asesinatos de dos gobernadores, el otro gobernador, don Carlos Doncel, fundador de la Villa Aberastain, el 9 de agosto de 1884. La historia menciona a "Coco'' Uñac, dejando parte de su vida en la gestiones para ensanchar la Calle Mendoza, principal vía carretera de comunicación para el ingreso al corazón de Pocito. Y, ahora, su hijo, actual gobernador de San Juan, Dr. Sergio Uñac, guiando los destinos de nuestra amada provincia.
Este tiránico resumen de la historia no permite reflejar al verdadero hombre de a pie. De aquel que está solo y espera, al decir de Scalabrini Ortiz, del supremo sujeto que sostiene y mantiene la idiosincrasia de cada lugar. A esas personas va mi homenaje, porque hacen a lo que es cada lugar, entonces aparece en la antigua Rinconada don Luis Porteño, nadie sabe cómo vino a ese lugar, gestos amables y sapiencia natural expresada con su voz aporteñada.
Es imposible olvidar a don Segundo Reta, de oficio carrero, que con sus mulas y el macho varero recorría las calles comprando las uvas de las pérgolas, lo veo en mis recuerdos cantando antiguas tonadas a la oración con su mujer al lado, doña Cruz.
En tanto, el tango sigue penando la ausencia del Ñato Pérez, que vi llorar mientras cantaba "Rosas de Otoño'', con su memoria repleta de imágenes de la rubia mujer que lo dejó anclado por un tiempo más en este mundo.
Es imposible pasar por alto al Cavic y el Pajitas, hermanos de la vida, espontáneos y sinceros, siempre solidarios paseando por la plaza, riendo y brindando felicidad a todos los que se les acercan.
El Bebe Flores, su guitarra, la cuyana cosechadora, esa voz suave inconfundible con vibratos que adornaban sus letras bellamente enlazadas en versos.
Estoy seguro que olvido, quizás no puedo por las limitaciones de espacio, nombrar a todos por lo que pido disculpas, la intensión es mostrar que un lugar no es nada sin su gente, sin su pueblo, aquel que siempre espera lo mejor para su tierra.
Hoy, contemplar a Pocito, no significa sólo asombrarse con esos cerros azules. Mucho menos sorprenderse con los bordos rectilíneos perfectos que los chacareros pocitanos saben laburar. Ese lugar no es solo eso. Disfrutar a Pocito es sentarse a charlar con sus gente, simple y amable. Llenarse de relatos y anécdotas que van aflorando lentamente. Sí, lento, porque no tiene sentido apurarse.
Cuando va cayendo la tarde y emprenda el regreso el visitante, estoy seguro que mucho de lo que sintió quedará para siempre en el disco rígido del ser humano, la memoria.
Mañana, 9 de agosto, el departamento Pocito cumple 136 años. Hoy es uno de los lares deseados por muchos para venirse a vivir. Quizás sea por lo paisajístico, pero puedo llegar a afirmar que lo fundamental que impulsa este sentimiento es el calor de su gente, de su pueblo, de mi pueblo.
¡Feliz cumpleaños tierra querida!
Con nombre de leyenda
En la Plaza Libertad de villa Aberastain, Pocito, se yergue una escultura de la india Mariana con tres niños que escuchan sus consejos. Según la leyenda, la india Mariana era huarpe. Se refugiaba bajo un algarrobo, su pasatiempo era contar historias y aventuras a los niños que se acercaban a ella. Su medio de vida era la venta de "piedritas brillantes" que encontraba y pulía a la vera de la Ruta Real de las carretas, que comunicaba San Juan con Mendoza, entre otros pueblos. El relato popular dice que, se trataban de pepitas de oro que Mariana extraía de un "pocito", nombre que después sería del departamento. Si bien no hay registros sobre la existencia de la india Mariana, el doctor Fernando Mó en su libro "Cosas de San Juan", escrito en 1988 aporta estos datos: que vivió en la segunda mitad del Siglo XVIII y que no se supo más de ella tras un fuerte terremoto que sacudió la provincia hace más de 300 años. La idea de hacerle un homenaje a la india Mariana surgió hace ya más de una década. Las autoridades municipales que encabezaba el intendente Sergio Uñac, decidieron remodelar la plaza. El diseño estuvo a cargo del arquitecto Héctor Muñoz Daract, quien incluyó el monumento a la leyenda de la India Mariana.
Por Osvaldo Olmo Gómez
Profesor de Enseñanza Agropecuaria