Los cracks más famosos del mundo parecieron aturdidos, irreflexivos y alejados del aura de grandeza que les acompañó hasta consagrarse en sus campañas extraordinarias hasta esta Copa América Argentina 2011. De Messi, la estrella argentina, se sigue hablando de que no está acomodado con el equipo nacional como ocurre en el Barcelona, de Neymar hubo que aguantar sus locuras tras su pelea con el técnico de Venezuela con quien casi se agarra a las trompadas y de Forlán se espera que en algún momento deje atrás su sequía goleadora que ya lleva cuatro meses consecutivos.

Neymar dio más que hablar en su debut en la Copa América por la trifulca que protagonizó en el túnel de vestuarios con el seleccionador rival que por su calidad en el terreno de juego ante Venezuela (0-0).

La Copa América Argentina 2011, a no ser por las victorias de Colombia y Chile, aún sin el aporte de Falcao ni de Sánchez, no deslumbra todavía por el fútbol, hecho por deportistas que no están acostumbrados a jugar ni en equipo ni en su país. Sudamérica ha engrandecido y ayudado en forma individual a otras zonas futboleras como la europea, pero ha perdido en calidad de fútbol de equipo. No es fácil armar un seleccionado cuando uno sólo de los 23 jugadores juega en algún equipo local, como en el caso del arquero argentino Juan Pablo Carrizo que juega en River Plate (incluso ya no es equipo de primera división, aunque duela y cueste creerlo), o también la mayoría de los integrantes de los representativos de Brasil y Uruguay.

Los comentaristas deportivos de diferentes países de Latinoamérica y los propios jugadores, hablan sobre que ya no hay diferencia entre equipos chicos y grandes ante estos desafíos continentales. Ya nadie tiene ventajas sobre nadie, aseguran los observadores del más popular de los deportes, con toda razón frente a las actuaciones y los resultados de los primeros encuentros. Es verdad, pero también en cierto que la gran diferencia con el fútbol europeo, es que la mayoría de los jugadores de sus selecciones están en sus países de origen y tienen así más disponibilidad y posibilidades de trabajar en función de sus equipos.

La poca calidad futbolística observada en los encuentros iniciales de esta Copa América refleja estos patrones, que si bien no son nuevos, las diferencias se están acentuando cada vez más. Ojalá que en la próxima ronda de esta apasionante copa continental los jugadores que crearon mayores expectativas se presenten menos ausentes de la responsabilidad que les cabe de defender los colores de sus respectivos países.