Los medios nacionales anticiparon durante buena parte de la semana que la reunión del Consejo Nacional del PJ del viernes iba a ser para alquilar balcones. Es que varios habían dejado trascender que una fracción del Frente de Todos le iba pedir a Alberto Fernández que, de manera formal, confirmara que no iba a buscar la reelección. Es más, hasta se sospechaba que el teatro sería con papelón y confites incluidos: se suponía que una militante kirchnerista le iba a pedir al también mandamás del PJ nacional la renuncia a la candidatura enfrente de todos los peronistas con título. Muy probablemente Alberto haya grabado el video de siete minutos donde asegura que no buscará otro mandato, con ese miedo en la cabeza. Lo cierto es que a Fernández no le dan ni le dieron nunca los números como para siquiera imaginar una candidatura. Al renunciar su decisión se convirtió en el primer presidente del peronismo que no puede buscar otro mandato. Néstor Kirchner en 2007 puso a Cristina Fernández, pero pudo haber repetido porque sus niveles de popularidad estaban muy altos. "Como decía la compañera Evita, renuncio a los honores y a los títulos pero no a la lucha", arrancaba el video de Carlos Menem en 2003 cuando decidió bajarse de la segunda vuelta porque no iba a poder ganarle a Kirchner, a pesar de haber obtenido un puñado de votos más que el santacruceño. Menem se bajó, pero ya había competido en primera vuelta. Néstor renunció, pero puso a Cristina y sí podía ganar la elección. Alberto es el primero, al menos desde la vuelta de la democracia, que quiere pero no puede ni siquiera llegar a sortear una decorosa primera vuelta electoral, y por eso se baja. Ojo, no es el único al que no le da la nafta. Mauricio Macri decidió lo mismo y por idéntico motivo que Alberto: una segunda vuelta electoral para el fundador del Pro contra cualquier otro candidato, iba a resultar una montaña imposible de escalar.


Pero ¿qué pasará con el Frente de Todos luego de la movida de Alberto? El kirchnerismo pidió ayer, por ejemplo, un pacto para gobernar el país. Una suerte de decálogo de las cosas que, a la luz de los salieris de Cristina, el Gobierno de Alberto tiene que seguir en la gestión. Quieren cogobernar aún más que antes. Con Alberto fuera del poder político, que es a lo que renunció el Presidente, ahora además el kirchnerismo le pide la lapicera, que cada acción del Ejecutivo pase por la lupa irrefutable de algún sabiondo cercano a la Vicepresidencia. Eso no es bueno. Los mercados el viernes tras el anuncio del mandatario respondieron como todos los días, a la suba. Hay que esperar a la apertura de mañana, pero todo indica que el dólar ilegal seguirá creciendo porque en el fondo, lo que los hombres de empresas quieren evitar es que Cristina siga manejando el poder.


Los mercados están viendo que el país acelera su estado de indefensión y su norte difuso. Un empresario vinculado a la minería que estuvo hace algunos días en San Juan dijo en un encuentro muy reservado que en algún que otro foro internacional ya prevén que la Argentina acelere su estado de orfandad económica. Un par de dirigentes del Pro de menor estofa pero con algo de llegada nacional, dijeron días atrás que había que prestar atención a una reunión que se produjo hace un mes más o menos entre Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta y el expresidente Macri. Según esos referentes, en ese mitín hubo un único tema, la economía. Aseguran que en ese partido de oposición ya esperan lo peor y que se preparan para ello. Si bien el pensamiento del Pro puede ser subjetivo, el rumor de que las elecciones provocarán una aceleración de los problemas en la economía vienen desde hace rato.

Alberto Fernández, Presidente 


En esta melange de economía y política que es la Argentina hoy, en el frente gobernante domina una sola idea, que es la de las candidaturas. Todas las discusiones pasan por ese lado. El ministro de Economía, Sergio Massa; el embajador en Brasil, Daniel Scioli; y el ministro del Interior, Eduardo "Wado" De Pedro; son los que por ahora se anotan para encabezar listas. Todos tienen defectos: Massa es el padre de la inflación, Scioli ya perdió y a De Pedro no lo conoce nadie. No hay, y parece que no habrá, ningún candidato que conforme a todo el frente oficialista. El gobernador Sergio Uñac dijo el mismo viernes, cuando se conoció la novedad de Alberto, que sería bueno que la fórmula esté integrada por alguien del interior. Luego alguien le preguntó si él estaba interesado en dar el salto, y se apuró en aclarar que no, que hoy su norte principal es la elección sanjuanina del 14 de mayo. Todo indica que el mandatario no miente, pero hay que esperar. Uñac debería ganar para pensar en alguna otra cosa y, además, que los planetas se ubiquen en la posición que él quiere. Sabe que el desorden que tiene hoy el Frente de Todos es el principal problema y resulta difícil verlo metido en semejante incomodidad, pero yo no lo descartaría, y por lo que ha dicho el Gobernador varias veces, él tampoco.


La propuesta de Uñac es casi lógica. Si no hay candidatos que garanticen competitividad, pues hay que sumar votos, y los votos pueden estar en administraciones ordenadas. Distinto a lo que piensan muchos en Capital Federal, varias provincias son mejor manejadas que el Gobierno nacional. Algunas de esas gestiones son del peronismo y otras de la oposición, pero en general los gobernadores no tienen los mismos traspiés que la administración federal. Eso es irrefutable.


La otra gran pregunta es cuándo Cristina anunciará que no irá por ningún cargo, otra vez. "No voy a ser candidata a nada, mi nombre no va a estar en ninguna boleta", dijo el 6 de diciembre pasado muy ofuscada por la sentencia en contra en la causa "Vialidad". En su entorno dicen que ese día estaba enojada y que ahora está revisando esa decisión. Hasta hoy no hay un dirigente del oficialismo que haya construido una carrera política que se le parezca a la de la vicepresidenta. Ningún barón del conurbano ni gobernador del interior tiene ni siquiera la mitad de los votos de ella y resulta casi imposible que el oficialismo encare una elección sin Cristina. Pero también es cierto que el techo de los votos lo tiene cada vez más bajo. No crece y es posible que no vaya a crecer nunca más. Ya demostró que puede trasladar el apoyo a algún dirigente, como lo hizo con Alberto, pero es probable que esa herramienta también haya desaparecido con el fracaso del actual presidente. La construcción de un candidato del Frente de Todos tiene que ser con Cristina adentro, aunque no en lugares protagónicos. No es posible que el peronismo gane una elección sin la expresidenta, pero también es irreal pensar que con ella como candidata es posible vencer.


Por el lado de Juntos por el Cambio es más o menos lo mismo pero con tono más educado: todos peleados, portavoces delirantes, amiguismo y nepotismo. La intención de Macri de poner a su primo como único candidato en la Ciudad de Buenos Aires fue lo que detonó todo. La mecha ya venía encendida, y la prepotencia del expresidente funcionó como un acelerador de ese fuego. Ahora hay que ver cómo hace la oposición para salir de ese lugar en el que se metió. Javier Milei amenaza hacer una elección histórica, porque puede dejar al peronismo por primera vez en mucho tiempo sin segunda vuelta electoral. Votar a este personaje de canal de TV porteño es poco menos que un tiro en el pie, pero con el enojo que tiene la gente todo puede pasar, lamentablemente.