La rápida propagación del dengue superaría esta semana los 3.000 enfermos en el ámbito del Ministerio de Salud de la Nación, indicando la rapidez de la epidemia.

Ante esta grave realidad, por imprevisiones sanitarias y migratorias, agravadas por las alteraciones climáticas, se impone una estrategia inmediata de parte de todas las jurisdicciones de gobierno, instituciones de bien público y un amplio apoyo de la sociedad en su conjunto.

Es decir, involucrar a todos en una gran estrategia nacional, mediante la vigilancia sanitaria para impedir la propagación y proliferación del Aedes agypti, el mosquito transmisor del virus. El vector del dengue -el mal no se contagia de persona a persona-, pone sus huevos en aguas estancadas, desde un simple florero a charcos y lagunas. En esta instancia es donde se deben volcar los esfuerzos para impedir que las larvas continúen el ciclo vegetativo.

Por eso las autoridades sanitarias señalan los avances del dengue diferenciando los casos "importados" de los "autóctonos", a fin de determinar el origen de la virosis. Precisamente son estos últimos los que se deben evitar, para aislar la proliferación. Los primeros son enfermos provenientes de Bolivia, Brasil y del norte del país, con un tráfico de personas que debe alertar a San Juan en esta época de cosecha, por los trabajadores que llegan desde el noroeste.

La lucha contra el mosquito debe ser inmediata en nuestra provincia, con amplia difusión para que se adopten las prevenciones, junto con instalaciones hospitalarias preparadas para tal fin.

Pocos saben que el dengue es una enfermedad aguda, causada por cuatro virus y caracterizada por dolor intenso en las articulaciones y músculos, inflamación de los ganglios linfáticos y erupción ocasional de la piel. Todo esto acompañado con fiebre alta, dolor de cabeza en la zona frontal, dolor detrás de los ojos, que se exacerba con los movimientos oculares y puede causar inapetencia, dificultades en el sentido del gusto, náuseas y vómitos. Los primeros síntomas podrían confundirse con gripe y de allí el riesgo de una automedicación que complicaría el cuadro, dicen los epidemiólogos.

Los especialistas hablan de imprevisiones oficiales y del desconocimiento generalizado de la enfermedad. A ello se debe responder con una urgente política de Estado.