El fortalecimiento de las barras bravas está ligado a los negocios de los que se abastecen las hinchadas de los clubes argentinos. La red de financiamiento se extiende a la reventa de entradas, comercialización de indumentaria oficial, cobro por exhibir banderas con leyendas políticas, la explotación de los estacionamientos en los alrededores de los estadios, entre otras actividades que se desarrollan por medio de la herramienta del apriete y con la complicidad de varios actores.
Hace una semana, la barra de River ganó protagonismo por su enfrentamiento a tiros por mantener el dominio de las calles adyacentes al estadio y la recaudación del estacionamiento en los recitales de Paul Mc Cartney y Jonas Brothers. La pelea por el poder de "Los Borrachos del Tablón” alcanzó picos de alta agresividad y rencor en agosto de 2007, cuando fue asesinado Gonzalo Acro, uno de sus cabecillas. Durante esos años violentos, la barra brava millonaria recaudaba unos 300.000 pesos mensuales a partir de la reventa de entradas, cobro de estacionamientos y la comercialización de asientos para ciertos espectáculos, como los recitales que últimamente se realizaron en Núñez.
Actualmente, la cifra se habría incrementado, así como la cantidad de beneficiados por esas ganancias. La reventa de entradas es otro ítem que sigue en apogeo. Para el superclásico jugado el martes pasado entre Boca y Ríver, el mercado ilegal ofrecía tickets diez veces más caro del costo real. La situación es aún peor en Boca. Algunas personas de la segunda línea de "La 12” ofrecían por el paseo Caminito boletos para turistas a cambio de 200 dólares.
La connivencia con la dirigencia es un vínculo que queda al descubierto. Independiente deja en manos de la barra la seguridad de los accesos al estadio, a pesar de que algunos que deciden quienes pasan a la tribuna tienen antecedentes delictivos. El líder de ellos fue uno de los 29 argentinos deportados de Sudáfrica durante el último Mundial. Pero además, la barra suele irrumpir en los entrenamientos para exigir indumentaria y dinero. Los jugadores también son cómplices de las ganancias. La barra suele obligar a muchos futbolistas para que asistan a peñas y asados para recaudar fondos. La de Boca, en diciembre de 2008, llevó a Juan Román Riquelme a un evento en Luján. Sacarse una foto con él costaba 20 pesos.
Resulta contradictorio que mientras en la cancha se exige "juego limpio”, en las tribunas y fuera de ellas se consolide la propagación de la corrupción, el mercado negro y la violencia.
