Las medidas preventivas son exitosas porque buscan seguridad, mucho más en materia vial. Con un saldo de 155 fallecidos en nuestra provincia por accidentes diversos -en especial de tránsito-, son fundamentales las campañas intensivas, que no por reiteradas pierden su importancia. Es más, en estos días resultan vitales para minimizar los peligros del mayor movimiento que impulsan las fiestas de fin de año y el comienzo de las vacaciones veraniegas.

Si un hecho que puede tener graves consecuencias y saldos luctuosos puede evitarse, no se lo puede calificar de accidente y en esta instancia la prevención marca un antes y un después. Los controles de alcoholemia; las inspecciones vehiculares y la manipulación y venta de pirotecnia, por organismos oficiales, como también la calidad de los alimentos e higiene de natatorios, son algunas de las actividades que en el marco global de un plan preventivo deben convocar a la actuación ordenada y ágil de los responsables de cada área. Si bien desde la esfera estatal se realizan esfuerzos para hacer cumplir las exigencias, la población tiene que cooperar para que el efecto sea en lo posible exitoso.

Poner el foco de atención en la anticipación de la tragedia no es un dato menor. Los detalles tampoco pueden dejarse de lado: la cadena de frío, la ingesta moderada de alimentos de acuerdo con las reales posibilidades del presupuesto familiar, deben ser tenidas en cuenta como así también la disponibilidad de dinero en cajeros automáticos, esto último causante del malhumor en largas colas para obtener efectivo. Las fiestas deben vivirse a pleno a partir de la responsabilidad social e individual, principio y objetivo final de toda planificación acertada.