Decía Marx (1818-1883), en la conclusión de su obra Miseria de la Filosofía: "Que no se diga que el movimiento social excluye el movimiento político. No hay movimiento político que no sea social al mismo tiempo". Muchas veces nos preguntamos sobre el significado de la democracia. Y, por ello, pensadores se rompieron la cabeza para encontrar sentido dentro de algún sistema. Locke (1632-1704), hablaba de un estado garante de los derechos individuales. Derechos de asistencia, hogar, casa, dinero y diversas realidades que no preocupaban tanto entonces a los que detentaban poder.

"La Argentina es tan grande como para ser devorada, y que nos sigan tratando como a niños, después de alcanzar mayoría de edad".

No obstante, pasado el tiempo la sociedad se acostumbró a no ser tan avasallada por algunos intereses mezquinos, a los de algún interés particular, denunciando todo lo que ocurre al lado. Es decir, la política de las cosas se encarna desde "La política de Estado". Valga la política de la asistencia, la de la cultura (que desde hace tiempo no se nota tanto), la de intentar copar la tapa de las primeras planas de los diarios.


La política de Estado parte no sólo de la asistencia, la necesidad inevitable de contención, tanto de la dignidad, la adultez democrática de ver la importancia grande de las instituciones, sobre la de aquellos que luego de haberlas querido corromper, se creen dignos de pleitesía (sobre el Todopoderoso). La política de Estado también valora a sus votantes con trabajo digno, la necesidad real de ser educado en conocimiento, con el carácter que debería tener alguna nación, capaz de adquirir adultez frente a los paternalismos adolescentes eternos. 


Oportunamente, la política de Estado es la que genera un estado presente frente a los desafíos difíciles a afrontar. Es aquel que fomenta decisiones valientes, que aunque sangren las venas, también aparte de estar a la altura de las circunstancias históricas, no le tira por la cabeza responsabilidades irrealizables a los más indefensos. 


La política de Estado también plantea el fortalecimiento de las instituciones republicanas a cualquier frente avasallador, sino que también regula el límite a los poderosos. También es la que plantea una alternancia en el poder, porque ello sería una amenaza para la división republicana, y la Constitución. Además, supone que los partidos con pensamientos diversos lleguen a algún acuerdo común, capaz de cumplir en madurez, ante su pueblo a seguir. La política de Estado permitiría que las ideologías se pongan de acuerdo en al menos 4 puntos claves necesarios e irresueltos todavía, para hacer en la Argentina grande pos pandemia con el auge de la tecnología robótica actual: Salud, educación, política, y economía.


La política del Estado permitiría tener intelectuales que no teman a decir que lo que vale la pena de ser enseñado es el pluralismo a la antinomia, que la diferencia engrandece, a la hegemonía, legado del pensador Sarmiento.

Por Diego Romero
Periodista, filósofo y escritor