Lafourcade (1973) decía que la Educación es un proceso sistemático destinado a lograr cambios duraderos y positivos en las conductas de los sujetos, basados en objetivos socialmente aceptables, en individuos en desarrollo. Este complejo de palabras útiles cada una de ellas para nuestra profesión docente ayudan a entender todo el proceso de educación y aprendizaje basados en la modificación de las conductas, asistiendo a habilidades respecto a los objetivos de cada currícula, para luego evaluarlas.


La instancia de valoración del proceso de enseñanza educativa es una trama de detalles que hilvanar, conjuga y establece finalmente un número denominado nota en la escala del 1 al 10. Pero, la evaluación nos enviste como sujeto y objeto, como evaluador y como evaluado. Se debe establecer como un proceso continuo donde se identifican tres etapas o momentos, la obtención o recogida de información, la valoración de esta información y una toma o adopción de decisiones. Nada de esto es extraño a la labor diaria de todos los docentes, desde la acción técnica cotidiana hasta su conclusión en nota final o promedio, pero presenta una gran debilidad en la realización del registro constante de los resultados de cada uno de ellos.


Los educadores técnicos no deben desconocer los tres tipos fundamentales de evaluación que van integrando todo el proceso evaluativo, el Diagnosis donde vale platearse estas preguntas ¿Con que recursos, material o humano cuento?, la Formativa que nos orientará en el todo el proceso en búsqueda de los objetivos planteados teniendo en cuenta el tiempo áulico, surgen estos interrogantes ¿Cómo estoy avanzando? ¿Existe tiempo de correcciones y cambios de rumbo? y la Evaluación Sumativa que es aquella que se debe realizar para evaluar el producto de nuestras acciones procesuales como momento final, la pregunta es ¿Lo logré? ¿Pude alcanzar los objetivos que propuse en la planeación?, en esta evaluación no existirán cambios inmediatos en el año lectivo en curso pero puede servir para la nueva planificación del año siguiente. Esta relaciones espiraladas o dialécticas hacen al proceso evaluativo demandante de mejoras continuas.


Esto es en educación, cualquiera sea su rama, se debe cumplir. Pero la idea es plantear propuestas para no solo para evaluar conceptos, sino también acciones técnicamente correctas y, además, atravesadas por temáticas en interrelación de Espacios Curriculares planeadas a fines. Analizando la Educación Técnica actual esto se complejiza por vicios que se han venido estableciendo como tradicionales, conocido es que la mayoría de los técnicos son reacios a registrar todo lo de la experiencia, material que luego deberá evaluar y transformar en nota a promediar y, por otro lado, la dinámica de las prácticas concretas no dejan demasiado tiempo para ello. Es difícil establecer así la rúbrica que resalte las características de cada institución, aquí es donde se encuentra el meollo de todo el problema de la evaluación en esta rama. La solución surgirá del trabajo previo que el docente tiene que establecer de forma grupal, donde surja una organización, donde se aprecie el espíritu colaborativo, las relaciones sociales y afectivas, y la labor cooperativa para encarar las prácticas articuladas. Ahora ¿cómo hacemos para evaluar todo esto? La propuesta de solución es diagramar una grilla de aspectos factible de evaluar cuantitativamente o cualitativamente pero que debe concluir un dato cuantitativo fundado como colación del proceso.

Prof. Osvaldo Olmo Gómez   -   Docente de Educación Técnica.