Tal vez la vidriera desordenada de una vieja casa de prendería de la época en Buenos Aires, fue la culpable de la inspiración en su autor, para la letra del el tango "Cambalache”.

Cargado de un gran sentido descriptivo, utilizando lunfardos (prohibidos en la época), y con cierta negatividad, Enrique Santos Discépolo compuso esta obra perfecta y magistral.

En ella, muestra las realidades que hoy vive la sociedad occidental, y que poco a poco, se potencian mas. Escrito en 1934, para la película "Alma de Bandoneón”, su letra es la respuesta a los gobiernos autoritarios y tiranos, comparando el desorden irrespetuoso de una casa de compra venta de enseres usados, con la condición humana.

Muchas veces censurada, Discépolo utilizó tan solo 273 palabras y solo 3 minutos, para darnos un curso acelerado sobre las características del siglo XX Sintetizando, podríamos decir que es la historia del civismo cargado de desilusiones, siendo su autor un filosofo existencialista del tango, o mas bien, un profeta de la cultura urbana.

Deteniéndonos un poco en parte de su letra, sin duda, la frase que llama mas la atención es "…y herida por un sable sin remaches, ves llorar la biblia junto a un calefón.” Esta mixtura surrealista de un articulo religioso, junto a un artefacto mundano, muestra la clara, real, demostrable, creíble y exacta realidad de la vida cotidiana de nuestro país. En ese momento, la utilización de la religión para conseguir un objetivo político o de poder, que tiene tintes paranoicos, era utilizado en ese momento por los influyentes como ganzúa para demostrar que lo que incorrectamente hacían, contaba con la anuencia de Dios.

Por otro lado, y seguramente entreverado con la realidad, la frase "…Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante sabio chorro mentiroso estafador”. En definitiva, sentencia el autor, que todo se licúa en el hecho de poseer dinero y apariencias. Esta mixtura de dos elementos justificaba todo, lo demás se podía comprar, y esta confusión de la virtud con la deshonra, hoy en día también vigente, habla del olvido de los valores indispensables para la subsistencia de una sociedad.

Ahora bien, la antesala de esta obra lo da el tango "Que vachache” de 1926 y en su letra expresa "…Lo que hace falta es empacar mucha moneda, vender el alma, rifar el corazón;/ Así es posible que morfés todos los días,/ tengas amigos, casa, nombre… ¡lo que quieras vos!/ la panza es reina, y el dinero Dios!”.

Pero el tiro de gracia lo da el tango "yira yira” ,obra magistral creada por el mismo autor en el año 1931, que aporta otro condimento cuando expresa en su letra "…Cuando rajes los tamangos, buscando ese mango que te haga morfar…/ la indiferencia del mundo que es sordo y es mudo recién sentirás./ Veras que todo es mentira,/ veras que nada es amor,/ que al mundo nada le importa/ Yira… yira…” Esta la situación, muestra la otra cara de la moneda, que es el hecho de entrar en desgracia, y las consecuencias de ello, el hambre, el olvido, y sobre todo la situación empírica que significa vivir en en la pobreza para corroborar la falacia de la realidad, el olvido de los otrora amigos aduladores,y la mentira, sin duda otra realidad demostrable.

Esta critica moral de estos tangos hacia la sociedad subyace mas que nada en lo que en sociología se denomina "anomia”, propia de los tiempos actuales, esto es, la equiparación de lo bueno con lo malo o lo correcto con lo incorrecto, y su confusión (lo mismo un burro que un gran profesor!) o sea la ruptura de las normas sociales y los valores éticos.

Sin embargo, Discépolo, jamás nombra en sus letras a un país determinado, pero es una muestra para muchos como la génesis de esta desgracia social, pero, sin duda alguna llega a la medula de los problemas de la sociedad actual con una definición perfecta como sus obras, y atraviesa el tiempo hasta el presente, siendo su vigencia permanente. Tal vez una profecía de su autor, o simplemente una copia de la realidad triste de una sociedad.