Históricamente, el sistema educativo exigía una educación básica que incluía el nivel primario, era de carácter homogeneizador y estaba a cargo del Estado. Luego hubo una transferencia de parte del Estado a las provincias del hacerse cargo de la educación obligatoria, sin la transferencia de fondos necesarias que profundizaron el déficit fiscal.

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En las décadas de los 80 y 90 el sistema educativo se expandió, se masificó, lo que por falta de contención se profundizó la polarización social, de la mano de la precarización y exclusión de los jóvenes del mercado laboral.


En 1993 fue sancionada la Ley Federal de Educación (LFE), y en 2006 la Ley de Educación Nacional (LEN) actualmente vigente, quedando en el presente 13 años de escolaridad obligatoria. Sin embargo, a la fecha hay aproximadamente 13 provincias donde rigen 6 años de educación primaria y 6 de secundaria, y otros 11 establecimientos donde todavía persisten 7 años de escolaridad primaria y 5 de escolaridad secundaria.


Las políticas de inclusión habían llevado a una masificación escolar sin un acompañamiento de las políticas de estado, el financiamiento adecuado, la infraestructura necesaria y la capacitación docente acorde al número de alumnos. Estas desinteligencias llevaron a que las provincias tuvieran a su cargo escuelas que, por las diferentes situaciones económicas, las distintas condiciones en infraestructuras y equipamiento para el dictado de clases, las condiciones culturales de cada lugar y los diferentes tiempos para implementar las reformas de las políticas educativas, profundizaron aún más la desigualdad y la exclusión social.


Por lo tanto, una de las consecuencias de la masificación escolar, ha llevado a potenciar la función selectiva de la escuela, generar mayor desigualdad entre los grupos de personas de diferentes sectores sociales y la fragmentación del sistema educativo.


La fragmentación de la escuela en la Argentina, es una imagen de la fragmentación del sistema educativo, lo que significa una segmentación, una línea de quiebre que monta nuevas desigualdades en el campo escolar y uniforma las instituciones escolares hacia adentro de las mismas.

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* Propuestas de mejoras: Algunas ideas que podrían mejorar el sistema educativo sin que éstas se constituyan en la solución a toda la problemática multifactorial, incluiría: a) La producción de información confiable sobre la matrícula escolar total y parcial por provincias y jurisdicciones, niveles de ingreso, origen familiar, aspectos socioeconómicos, culturales e históricos de los alumnos; b) impacto preciso de los productos de los programas educativos vigentes; c) identificación de variables que influyen en los trayectos escolares; d) medidas de progreso de los estudiantes como: tasas de retención, repitencia, sobreedad, abandono; e) determinación de los efectos de los currículos en la producción de desigualdades sociales y escolares; f) análisis de los salarios docentes en relación con: su formación, dedicación horaria o lugar de desempeño; g) estudio de la infraestructura y equipamiento de cada escuela, con el objeto de uniformar las prácticas de docentes en el aula en todo el territorio nacional; h) políticas de estado claramente definidas, consensuadas con todos los actores, en términos de justicia social y que promuevan un cambio radical en la gramática escolar; i) elaboración de un sistema educativo integral asociado al trabajo con los demás ministerios, organismos no estatales públicos y privados, empresas, familias y sociedad.