En lo que va del año alrededor de 366.000 sirios llegaron a Europa huyendo de la guerra civil de su país. Para finales de 2016, ese número llegará a más de 850.000, según proyecciones de las Naciones Unidas. Los europeos están abrumados por la avalancha de refugiados. Sólo Alemania ofrece aceptar unos 500.000 sirios.

Pero naciones como Hungría están exigiendo un muro para evitar que más inmigrantes puedan llegar a Europa. El gobierno de Obama aceptará 10.000 refugiados, y en América latina, donde existen comunidades sirias, los presidentes de Brasil, Argentina, Venezuela, Paraguay, México, Uruguay y Chile van a ofrecerles visas. Pero las ofertas de asilo en Latinoamérica son en gran medida simbólicas, porque aceptarán en el mejor de los casos algunos cientos de familias, porque no tienen dinero para programas de refugiados. El año pasado, el expresidente uruguayo José Mujica le dio asilo a 42 refugiados sirios, y les dio la bienvenida en el aeropuerto, pero el experimento no terminó bien.

Cinco de las familias establecidas en Uruguay acamparon la semana pasada fente al palacio presidencial para pedirle al presidente Tabaré Vásquez ayuda para salir del país, porque no pueden vivir con la ayuda del gobierno. Algunos dijeron que quieren volver a los campos de refugiados en Líbano donde vivían antes de trasladarse a Uruguay.

En Chile escuché varios críticos preguntar: "¿Por qué los países petroleros árabes como Arabia Saudita o Qatar, que están llenos de dinero, no toman a refugiados sirios?”. En efecto, Arabia Saudita, Kuwait y Qatar no han recibido ningún inmigrante de esta última ola de refugiados. Mientras que Turquía recibió 1,9 millones de sirios y Líbano 1,1 millones, en Arabia Saudita, Kuwait y Qatar fue 0, según CNN.

Arabia Saudita afirma haber recibido 500.000 sirios en los últimos cuatro años, pero como trabajadores temporales, sin estatus de refugiados. Los países del Golfo no aceptan refugiados porque tiene poblaciones nativas más pequeñas que la de sus trabajadores temporarios extranjeros, y las familias gobernantes temen perder el control político si aceptan residentes permanentes en condición de refugiados.

Mi opinión: Arabia Saudita es el reino de la hipocresía. A pesar de su enorme riqueza, y de que tiene 100.000 tiendas de campaña con aire acondicionado en Mina para albergar a 3 millones de personas que solo las utilizan cinco días por año para la peregrinación a La Meca, no están aceptando a ningún refugiado. Al mismo tiempo, Arabia Saudita ofrece construir mezquitas en Alemania, donde exporta clérigos islámicos radicales que difunden el odio hacia Occidente, y así mantenerlos lejos y evitar que se conviertan en una amenaza para el reinado.

Por su parte Qatar, gasta fortunas en patrocinios del club Barcelona de España y otras instituciones mundiales en su afán de mostrarse como un país pujante y generoso, mientras le niega asilo a los refugiados de su propio vecindario. Mi humilde sugerencia: Ya que América latina está dispuesta a recibir refugiados pero no tiene dinero, y por el otro lado países del Golfo Pérsico no quieren refugiados pero tienen recursos, entonces deberían financiar a los países dispuestos a recibir refugiados.