Los pueblos originarios (PPOO) que habitan nuestro país son muchos. Y no todas las personas tienen conocimiento de esta existencia, menos aún de sus problemas y situación actual. En nuestra provincia se encuentran las comunidades huarpe y diaguita, las que vienen desde hace tiempo reclamando su reconocimiento en distintos ámbitos.

Si bien el Estado nacional y los Estados provinciales los reconocen al haberse sancionado numerosas leyes que amparan y protegen los derechos de los pueblos, como la 24.071 de ratificación del Convenio 169 de la OIT (2000), y el art.75, Inciso 17 de nuestra Constitución Nacional Argentina sancionada el 22/08/1994, por mencionar algunos ejemplos, es un hecho que nada de ello se efectiviza, ni se aprecia una voluntad férrea de los gobiernos para su aplicación adecuada.

La lucha de los PPOO es de larga data y a veces los resultados no son los esperados. Pero ello puede cambiar con la concientización, respeto y solidaridad de cada uno de nosotros, y si por cuestiones ideológicas no compartimos esta postura lo mínimo que los pueblos esperan es la tolerancia y el respeto, como el que cada uno de los ciudadanos argentinos se merece.

La condición de pueblos pre-existentes les permite construir o reconocer su identidad. Este proceso no es fácil. Comenzando por decir que ellos se reconocen descendientes de tal o cual pueblo, por el sólo hecho de mantener condiciones o requisitos culturales como el habla, tradiciones, vivir en cercanía entre familias de una misma comunidad, todo aquello que forme parte de su cultura. Es imposible e ilógico pensar que estas costumbres sean las mismas de hace más de 500 años, porque tras la llegada de los españoles sufrieron un cambio al ser colonizados, y estas pautas culturales se modificaron con la aculturación que sufrieron.

En cuanto a sus reclamos encontramos muchos y variados, estos son ancestrales como la tierra; arrebatada o quitada por ingenuidad, por el Estado Nacional y las diferentes políticas neoliberales, el agua, sus patrimonios, el habla, etc. Si bien hoy en día estas políticas están cambiando lenta y favorablemente, los pueblos no dejan de ser atacados o intimados por reclamos justos de sus comunidades, o les terminan cediendo pequeñas porciones de tierras o son engañados, víctimas de las diferentes promesas. Y esto sucede en la realidad, aunque no sean situaciones siempre públicas. Por lo que se puede decir ante toda esta problemática, de la cual soy testigo, que el reclamo principal y continuo es la justicia, que no es igual para todos y no forma de manera igualitaria en los "’derechos humanos”.

Podemos hablar de este tema con respaldo y fundamento porque la experiencia teórica y trabajo de campo con las comunidades indígenas en los últimos años nos ha permitido conocer en profundidad la situación.

Todavía hay mucho trabajo por hacer, pero de a poquito lo lograremos en equipo, y tengo la fe que los resultados serán mejores que los que obtenemos hoy.

Una ayuda importante puede ser la duda y la intriga de conocer otros aspectos que la historia no cuenta. Por ello es que estamos invitando a toda la comunidad a sumarse a la celebración de los Pueblos Originarios, que se está desarrollando desde el pasado 19 del corriente y que se extenderá hasta el jueves 25 próximo.

(*) Estudiante de Historia y Miembro del PUAI (Programa Universitario de Asuntos Indígenas) FFHA – UNSJ.