
Es preocupante la desidia, ignorancia y el poco aprecio por esta bendita tierra sarmientina, en relación a dos tópicos. Uno de ellos es la falta de cuidado de nuestra red de regadío. Resulta patético para aquellos que aún tenemos la suerte de tener un pedazo de tierra que queremos regar. Ya lo dijimos en otras oportunidades, que, en la acequias, canales y sifones, pulula la basura, que además de contaminar el agua, impiden el regadío. Veo con resignación, como mi quinta, está llena de plásticos y todo tipo de desechos. Esto provoca que regar, lejos de ser una tarea placentera, se torna en algo fastidioso. En la zona que habito, no llega el turno de agua como tiene que ser. Hay zonas que son de difícil acceso, pues la gente utiliza los canales para bañarse, taponándolos, en tanto la acción del Departamento de Hidráulica o la Municipalidad de Chimbas, brilla por su ausencia. En otros tiempos, la prehistoria y la historia, nos dice, como los huarpes practicaron la agricultura, gracias a una importante red de riego. Luego los incas, en su corta conquista, dejaron pruebas referentes a las acequias: Esto no es descontextualizar los hechos históricos, es traer al presente la preocupación de aquellos grupos, la cual no pierde vigencia histórica. Igualmente durante la época de la colonia, se inició la legislación referente al sistema de regadío. Los vecinos se aunaron para aprovechar el agua al máximo y regar sus plantaciones.
Cuenta el historiador Guillermo Genini, que la primera ley de irrigación data de 1851, cuando se dictó el Reglamento para el ramo de Irrigación. Otro hito fue el Reglamento de Irrigación y Agricultura de marzo de 1858. Cabe destacar que fue Nazario Benavídez, uno de los hombres que más se preocupó por el tema en cuestión, con pruebas también tangibles de su labor. A posteriori continua puliéndose esta legislación; siendo su corolario la creación, en 1942, del actual Departamento de Hidráulica. Ojalá, que los que administran nuestras aguas, por decirlo de alguna manera, tengan en cuenta la historia.
El otro tópico, que va a la par del nombrado, al decir de don Abenhamar Rodrigo, es "la furia arboricida”. La tala indiscriminada, la triste imagen de nuestra peatonal, junto a otros dañinos hechos, deben preocuparnos a todos los sanjuaninos. ¡Qué sería de San Juan, sin árboles!….

