La Asamblea Nacional de Cuba reeligió a Raúl Castro como presidente para un segundo mandato de cinco años, en momentos en que la generación revolucionaria de la isla emprende una reforma económica tratando de preservar su legado socialista. El mandatario, de 81 años, tendrá como primer vicepresidente al ingeniero electrónico Miguel Díaz-Canel y advirtió que dejará el poder en 2018.
Fidel Castro, de 86 años, retirado del poder desde 2006 y que ha reaparecido esporádicamente en actos públicos en los últimos años, acudió a la Asamblea cubana, a la que no asistía desde agosto de 2010, cuando habló en una sesión extraordinaria sobre los peligros de una eventual guerra nuclear. El ex presidente es diputado por la circunscripción de Santiago de Cuba desde los comicios generales celebrados el pasado 3 de febrero.
La reunión en el Palacio de las Convenciones de La Habana, reunió a los 612 diputados designados en los últimos comicios generales, donde el parlamento se ha renovado en un 67% respecto a la anterior legislatura. Raúl Castro fue nombrado formalmente presidente de Cuba el 24 de febrero de 2008, dos años después de haber asumido provisionalmente las riendas del país tras la enfermedad que obligó a su hermano Fidel a delegar en julio de 2006.
Ha urgido a renovar la cúpula del Partido Comunista y de la Administración, para lo cual ha promovido a nuevas figuras como el ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez, de 54 años, o el de Educación Superior y vicepresidente del Consejo de Ministros, Miguel Díaz-Canel, de 52. Pero el gobierno sigue dominado por ancianos: diez de los quince miembros del Buró Político superan los 70 años. Bajo el liderazgo de Raúl Castro, la isla ha vivido un proceso de apertura económica impensable durante la época de su hermano Fidel, aunque en lo político, en la isla todo permanece igual desde 1959.
En los próximos cinco años el régimen debería continuar las reformas económicas y sociales emprendidas recientemente, como la tímida apertura de espacios para la iniciativa privada, la libre compraventa de vehículos y viviendas, la posibilidad de que los cubanos puedan hospedarse en hoteles de lujo o comprar teléfonos móviles y electrodomésticos, al igual que la reciente supresión de las restricciones para viajar al extranjero.