Los sanjuaninos volvimos a sufrir, hace unos días, otro golpe aciago con la desaparición de la magister Isabel Gironés de Sánchez, único miembro de número por San Juan de la Academia Nacional de la Historia, tras la reciente muerte de Margarita Ferrá de Bartol. Si a ambas sólo precedieron Juan Pablo Echagüe y Horacio Videla en sendos distinguidos sillones, hay que imaginar que pasará varios años hasta que nuestra provincia vuelva a tener representación en tan acreditada institución. Profesora y Magister en Historia de la Universidad Nacional de San Juan, especializada en Historia Regional, Argentina y Americana, se desempeñó como docente, vicedecana y decana de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes (FFHA) de la UNSJ hasta el año pasado, tras recibir su jubilación. Muy calificada investigadora en el Instituto de Historia Argentina y Regional "’Héctor D. Arias”, coordinadora de la Maestría en Historia en la FFHA era además Evaluador de la Comisión Regional de Categorización, y autora y coautora de numerosos artículos y obras sobre la historia sanjuanina y regional. Entre sus numerosos trabajos individuales que enfocaron la historia sociopolítica y cultural pueden citarse "’La inmigración europea en San Juan”, "’Política y poder en San Juan”, "’Archivo del Brigadier General Nazario Benavides” (Tomo II) Además fue ministro de Educación de la provincia entre 2002 y 2003. Convocada por el intendente de la Capital, Dr. Marcelo J. Lima, prestigió la Comisión Especial para determinar el Área Fundacional de la Ciudad de San Juan, con motivo de los 450 años de la Fundación (2012) junto a Margarita Ferrá, Leonor Paredes de Scarso, Catalina Teresa Michieli y Edgardo Mendoza.
Pero sobre todo, Isabel Gironés era una dama de manos orfebres que esculpían cada saludo con un aura de atildada amistad que le venía de su señorío familiar. De aquellas simientes y su prolífica trayectoria, quedan en esta hora amarga recuerdos mucho más sutiles como su afán de sintonía humana con sus pares, con sus alumnos, funcionarios y todo aquel que tuvo la fortuna de conocer esa sonrisa abierta, que luego era seguida por el más intachable rigor que la caracterizó. Así, su repentina y definitiva ausencia muerde hasta el dolor nuestra admiración por ella. Y seguramente es el motivo por el cual resulta difícil resumir todo lo que la persona y la obra de Gironés suponen para la educación y la cultura sanjuanina, regional y argentina. Una cadena de conocimiento esencial que viene de muy atrás, que se conoce poco e, incluso, de lo que queda aún bastante por editar.
Respetada y querida, especialmente por sus colegas, cosa no fácil en el complejo mundo de la docencia universitaria, su riquísima herencia intelectual, plasmada en obras, está llamada a conciliar dudas profundas en el trabajo diario de sus sucesores y discípulos. Porque éstos verán su luz como un refugio, al surcar nuevas tareas de exploración sobre la misma historia, disciplina que Isabel amó hasta el mismo momento en que ese desliz de la vida que es la muerte, la encontró hilvanando sus páginas postreras sobre la computadora (dominaba increíblemente lo esencial de la informática para el escritor). O lo que es lo mismo, encendiendo el alba en su cielo ganado a mares, como dirían sus añorados paisanos valencianos.
Sin Margarita Ferrá e Isabel Gironés, ubicadas ideológicamente en dos sectores diferentes, aunque no opuestos, si lo vemos desde la política, los estudios de Historia en San Juan pierden fuertes referentes, tal que emblemas difíciles de cubrir de inmediato. Además, ambas nos dejan la enseñanza del respeto a la libertad, el apego al funcionamiento regular de las instituciones, la tolerancia con el adversario, y esa virtud a veces escasa de la humildad, para dar todo lo que habían aprendido, sin guardar nada, cada vez que alguien lo requería. Asimismo, estos largos viajes sin retorno entre octubre y diciembre de 2013, se convierten en una poderosa cámara de resonancia en la Junta de Estudios Históricos de San Juan, de donde otra mujer, honesta, comprometida y protagonista en la docencia, Graciela Santamaría, fue secretaria, hasta su también inesperada muerte, en noviembre pasado. Queda una guardia de notables historiadores e investigadores, hombres y mujeres. Varios de ellos ya se han ganado reconocimientos de alto nivel académico en el país y fuera de él. Sin embargo, ahora, y por mucho tiempo, no podremos evitar de mirar con frecuencia hacia arriba cada vez que hablemos de Historia en San Juan, buscando la memoria de Margarita Ferrá e Isabel Gironés. Y por lo menos al principio, nos invadirá la compañía de una música triste, hasta que nos acostumbremos. Es decir, hasta que, secas nuestras lágrimas, podamos celebrar la alegría de que hayan existido. Sobre todo porque tarde o temprano todos quienes estudien historia, los lectores empedernidos, los políticos, o periodistas muy aficionados a la historia como quien esto escribe, acabarán pasando por algunas o muchas de las miles de páginas que llevan el sello indeleble de ambas, sobre la base de que la historia, como escribió Félix Luna, "’implica interrogación permanente al pasado para entender mejor nuestra contemporaneidad”.
(*) Periodista, secretario de Cultura y Turismo Ciudad de San Juan.