El reinicio de clases presenciales por más que sea inicialmente para sólo 14 de los 19 departamentos, es un éxito grande de la sociedad sanjuanina. Ser los primeros en algo tan simbólico ratifica la relación histórica de nuestro pueblo con uno de los pilares de la libertad y la democracia, la educación. El buen estado sanitario es a la vez base de todo lo demás y representa buen uso de los recursos público-privados y una población que dio el lugar adecuado a una necesidad principal. ¿Nuestra ubicación geográfica nos ayudó hasta ahora? Verdad, pero también habrá que reconocer el buen trabajo de aislamiento y controles, en los que ha participado tanto la autoridad como la gente común. El ejemplo más evidente es el de la presión ejercida por la propia familia para que un transgresor que ingresó por caminos alternativos a las rutas vigiladas recurriera a entregarse a las autoridades para cumplir con el aislamiento.

"Te pido un favor, no pienses en un elefante" sugería George Lakoff como forma de conseguir justamente todo lo contrario. Cuando nos mencionan la palabra "elefante" no nos imaginamos solo al animal sino que nos vuelve la infancia, vemos al elefante, la carpa de circo, los payasos, las cajas de pororó y esos buenos momentos pasados con los padres. Eso se llama "evocación". Cuando ese concepto se traslada a un lugar o a una sociedad, pasa exactamente lo mismo. Si nos dicen Bariloche, nos imaginamos el Cerro Catedral, los skies, los gorros de invierno, los boliches de cuando éramos adolescentes, los festejos junto a los compañeros de la secundaria y por supuesto la nieve y los lagos. Otro tanto ocurre con Mar del Plata, allí veremos la playa, los mariscos, los cuerpos bronceados, la peatonal de noche, las ventas de pullovers y el fútbol de verano. Si nos mencionan Venezuela la cosa es distinta, éxodo, escasez, pobreza extrema, autoritatismo, soldados en las calles, hambre. Cada lugar, cada pueblo va acumulando o perdiendo un capital no medido económicamente y que recién hace pocas décadas apareció como concepto sociológico: el capital social. Al igual que las sociedades comerciales, los pueblos tienen activos y pasivos, cosas buenas y malas y su balance da un resultado. En algunos casos, como Grecia, su capital, Atenas, de ser una de las urbes más influyentes del mundo se redujo a ser una ciudad que vive de la curiosidad por el pasado, la bíblica Babilonia pasó a la actual pobreza de Irak. Del otro lado Singapur, un pequeño puerto de carga en el Pacífico, se muestra hoy como un modelo de eficiencia y orden, o Los Ángeles, capital de la cinematografía mundial como lugar del lujo y la riqueza. Nuestro querido San Juan ha incrementado este capital social de manera consistente en las últimas décadas, abandonando la decadencia que arrastró por lo menos hasta el terremoto del "44. La reconstrucción de la ciudad caída fue implicando también una reconstrucción algo más tenue de sus liderazgos para empezar el nuevo siglo con una perspectiva más amplia y diseñando su vida sobre bases más racionales y sólidas. El primer capital social grande que tuvimos fue Sarmiento, Presidente de la Nación y gestor de la alfabetización de medio continente. Cada vez que se menciona San Juan aparece la estatua del prócer a cuya fecha de muerte se dedicó el Día del Maestro. Luego vendría "la ciudad más moderna del país", descripción que hizo honor a una verdad, junto con la ciudad de La Plata, fueron las únicas que se construyeron desde cero, en nuestro caso por el terremoto que la devastó. El sol y el buen vino fueron otros aditamentos positivos, se cantó en toda la Argentina: "Resero Blanco dorado vino, Resero blanco sanjuanino", el vino que hizo famoso a San Juan. En esa mismo época de emprendedores nació la idea de la Fiesta del Sol, transformada hoy en evento nacional. El Auditorio Juan Victoria, joya ideada por los desarrollistas de hace 50 años, fue mantenida por quienes le siguieron y esa base artística se completó con el Museo de Bellas Artes y el Teatro de Ópera del Bicentenario, única construcción de ese tipo en el mundo en lo que va del siglo. La más reciente identificación con el deporte internacional de alto rendimiento ha aportado otro sello por el que se nos reconoce, Copa Davis, Voley, Automovilismo, Motociclismo, Montañismo se han sumado a la antigua tradición del Hockey. El San Juan Minero en la camiseta de nuestro más competitivo equipo de fútbol ha sido buen vehículo para describir que hemos abandonado el monocultivo de la vid sin perder la calidad de ese bien histórico que ha permitido a productores del valle de Pedernal ganar el título de mejor vino tinto del mundo en la cata de Korea. San Juan, con su seguridad jurídica probada, es hoy más confiable para inversiones que Argentina. Faltan energía solar masiva y barata con conexión bidireccional para nuestros 360 días de sol al año y el sueño del túnel transcordillerano que nos marcan un horizonte de sustentabilidad económica y comercio internacional. Faltan muchas cosas, muchas expuestas en las recientes reuniones multisectoriales del Acuerdo San Juan, en realidad faltan tantas como pueda suponer nuestra imaginación, pero tenemos una ruta clara como trabajo para las nuevas generaciones, hemos hecho gran acopio de capital social, esfuerzo común, afecto societatis, ausencia de conflictos, dedicación de los gobiernos y responsabilidad de la oposición, seriedad de los principales dirigentes gremiales y empresarios, admisión de distintas ideas y principios con la generosidad del culto predominante, la Iglesia Católica, que se ha dado la tarea de mantener viva una mesa interreligiosa y respeto a minorías en temas polémicos. Hemos crecido en capital social, tal vez más que otros distritos, la tarea ahora será mantener el logro y seguir estrechando lazos para conseguir mejor distribución de los beneficios y asegurar la sustentabilidad de nuestra economía.