Reliquias, a veces, pueden ser el cuerpo de un santo después de su muerte. O parte de un todo, restos que quedan de una cosa de épocas pasadas, ropajes y objeto que le hayan pertenecido, hasta hilos extraídos de una prenda, objetos con que los torturaron, la tierra de las catacumbas, etc... La Iglesia Católica desde el mismo nacimiento de ella les ha dado un trato respetuoso a las mismas. Los lugares donde habitaban personas muertas con fama de santidad fueron considerados como reliquias y con el transcurrir del tiempo se levantaron iglesias en ese lugar. En su larga historia las reliquias han adquirido importancia, social, económica y cultural.

Son consideradas como una protección para las personas que los poseían y una ayuda en una necesidad. Los cuerpos fueron las reliquias más importantes. Cuando las persecuciones iniciadas por Nerón, los creyentes exponían sus vidas para el rescate no sólo de los cuerpos, sino también de la sangre que empapaban con un paño o esponja.

Estos restos luego estaban ligados al sacrificio eucarístico, ya que se celebraban los misterios sobre las tumbas. Las iglesias luego fueron edificadas sobre las criptas.

En el 269 el Papa San Félix I promulgó una ley para asegurar la costumbre y en el V Concilio de Cartago se decretó que no sería consagrada ninguna iglesia que no tuviera una reliquia en el altar. Después del Concilio de Trento, las reliquias adquieren más importancia y su posesión a veces llevó a litigios entre personas o ciudades.

El ara es el altar o piedra de los sacrificios. En el Concilio de Epaona desde el 517 se prohíbe construir altares que no sean de piedra. En la actual catedral de San Juan, tenemos como fuente "Las letras'' de fecha 16 de diciembre de 1979 cuando el Nuncio Apostólico, bendijo la nueva Iglesia Catedral de San Juan de Cuyo en presencia de religiosos y fieles, haciendo constar las reliquias que se encontraban en el templo, de santos y mártires, debidamente autentificadas: San Clemente, Papa y mártir, segundo Patrono de la Arquidiócesis; San Francisco de Asís, confesor; Santa Teresa de Avila, virgen; Santa Gema Galgani, virgen; San Francisco de Camporosso, confesor; San Félix de Cantalicio, confesor; San Fidel de Sigmaringa, mártir; San José de Leonisa, confesor; San Serafín de Monte Granario, confesor; San Lorenzo de Brindisi, confesor; San Conrado de Parthazan, confesor; Santa Verónica Giuliani, virgen; Beato Ángel de Acri, confesor; Beato Bernardo de Offida, confesor; Beato Crispín de Viterbo, confesor; Beato Ignacio de Laconi, confesor; Beato Félix de Nicosia, confesor; Beato Diego de Cádiz, confesor; Beato Benito de Urbino, confesor; Beato Bernardo de Corleone, confesor; Beata María Martinengo, virgen; Beata Margarita de Cortona, penitente.

El documento tiene la firma y sello de monseñor Ildefonso María Sansierra, Arzobispo de San Juan de Cuyo (ver facsímil).

Próximamente, según informó DIARIO DE CUYO, por gestiones del padre Rómulo Cámpora, recibiremos una reliquia de Juan Pablo II.

A todas las reliquias certificadas su autenticidad por la Iglesia, hay que recibirlas con respeto y beneplácito de tenerlas acá, no sólo por el testimonio ejemplar que llevaron en vida, sino porque pueden ser intercesores nuestros. Pero recordando lo dicho por Benedicto XVI en Colonia: "Cuando la Iglesia nos invita a venerar los restos mortales de los mártires y de los santos, no olvidar que en definitiva, se trata de restos humanos''.