El 22 marzo de 1950 desaparece el avión de la Fuerza Aérea Argentina, Avro Lincoln B-019, con 11 tripulantes, al que luego de intensas búsquedas, se lo da por perdido.

En abril de 1983, montañistas de la Universidad de Magallanes de la República de Chile, encuentran algunas partes del avión sobre un glaciar de la Cordillera Darwin, en territorio chileno, sin hallar restos de sus tripulantes, tomando conocimiento del hecho las fuerzas aéreas de Argentina y de Chile.

El 16 de marzo del 2009, una expedición turística a cargo de Branko Ivelic y Rodrigo F. Milostich, encuentran en la morrena de un glaciar del Fiordo Parry -extremo Sur Oeste de la Isla Grande de Tierra del Fuego en la República de Chile- distintas partes del Avro Lincoln B-019 accidentado, y también diversos restos óseos, en principio de sus tripulantes. El descubrimiento es reconocido por la Fuerza Aérea de Chile, y su Gral. del Aire Ricardo O. Perrier, le comunica la novedad a su par argentino, el Brigadier Gral. Normando Costantino. La prensa chilena informa también la novedad, y los medios periodísticos argentinos brindan la noticia al respecto.

Aquí comienza para quienes somos los descendientes directos de la tripulación del Avro Lincoln B-019 (hijos, hijas, hermanos, sobrinos, y aún una esposa de los tripulantes.) una esperanza concreta de reencontrar algo de nuestros seres queridos.

El hallazgo del avión y sus tripulantes nos lleva a movilizarnos con el propósito repatriar a nuestros familiares, primero en forma individual y luego agrupados como comisión de familiares. En abril de 2009 realizamos una primera reunión en la Ciudad de Córdoba para conocernos, estrechar vínculos y aprobar gestiones iniciadas ante autoridades argentinas y chilenas.

Desde la "Comisión de familiares por la repatriación y restitución de los restos de los tripulantes del avión de la Fuerza Aérea Argentina Avro Lincoln B-019" se redactaron notas; realizamos arduas gestiones y entrevistas presentando todo tipo de documentación y fotografías ante las señoras presidentas de Chile y Argentina; los jefes de la Fuerza Aérea y los ministros del Interior y de Relaciones Exteriores de ambos países.

A pasado un año desde que comenzamos a solicitar la repatriación de los nuestros ante las autoridades que corresponden, sin tener respuestas concretas.

Esto nos preocupa dado que hemos aportado ideas, documentación y nos cuesta creer que aspectos burocráticos, o quizás de diferencias políticas, puedan ser más fuertes que una solicitud fundada en el respeto por los Derechos Humanos, al querer reencontrarnos con algo que nos pertenece.

Los tiempos apremian; ya a partir del próximo mes de abril comenzarán las nevadas en el territorio fueguino donde se encuentra el avión, y así toda oportunidad de rescatar en el presente año los cuerpos de nuestros familiares.

Queda así planteada ante la opinión pública un hito histórico de nuestra aviación militar, desconocido hoy, no sólo por las nuevas generaciones, sino que también olvidado o relegado por quienes tienen que dar hoy una respuesta concreta a los familiares de los tripulantes, y a todo nuestro país.