La creación de las áreas protegidas en el país se remonta a 1903, cuando el doctor Francisco P. Moreno (Perito en la delimitación de la frontera Sur acordada con Chile) realiza una donación de 3 leguas cuadradas (7.500 ha) de tierras de su propiedad al Estado Nacional, en el área del actual Parque Nacional Nahuel Huapi, con el objetivo de mantener su fisonomía natural y que las obras que se realicen sólo sean aquellas que faciliten comodidades para la vida del visitante. Inspiraba su decisión, la conciencia de que tales bellezas naturales, como las de la Cordillera Austral, debían preservarse como patrimonio público.
En 1922, este gesto de un gran precursor se cristaliza en la creación del primer Parque Nacional, llamado "’Del Sur”, con una superficie de 785.000 ha, bajo la presidencia de Hipólito Yrigoyen. Luego se constituirá el mismo en el actual Parque Nacional Nahuel Huapi. En el decreto de creación se establece que dentro de sus límites "’queda prohibido el corte de árboles, la matanza de animales silvestres, la alteración de los cursos de agua y todo acto que pueda afectar la naturaleza de la región”. Años más tarde, en 1928, se constituye el primer cuerpo de guarda parques, con 7 personas destinados a ese Parque Nacional. Mientras tanto, en la provincia de Misiones, en 1909, se habían realizado por ley nacional las reservas de tierras en torno a las Cataratas, con destino a un parque nacional. La creación del Parque Nacional Iguazú recién se concretó en 1934. El arquitecto paisajista Carlos Thays había realizado, para el territorio comprendido, el primer proyecto de creación y ordenamiento de un Parque Nacional en el país. En 1934, se crean, por Ley No.12.103, la Dirección (hoy Administración) de Parques Nacionales y, simultáneamente, los grandes parques del Sur y el Iguazú. Con la finalidad de proteger las mayores bellezas naturales del país -los lagos, bosques y montañas de la Patagonia y las cataratas insertas en la selva subtropical de Misiones-, se inicia en esa fecha la historia de las instituciones argentinas dedicadas a la conservación de la naturaleza.
En líneas generales, la política inicial del organismo se orienta a la afirmación de la soberanía territorial y al desarrollo regional de áreas de frontera y periféricas, ante todo de la Patagonia, por medio del impulso a la actividad turística, como principal motor de desarrollo y poblamiento en armonía con la conservación de las áreas naturales (Bustillo,1968). El nuevo organismo -primero de su tipo en América Latina-, inicia una gestión de vigoroso impulso al turismo nacional e internacional en los parques nacionales creados. Se realizaron fuertes inversiones del Estado en infraestructura vial, de transportes y hotelera en esas regiones periféricas que sólo 50 años antes habían sido dominio indígena. Parques Nacionales fue pionera en la región de la Cordillera Austral, no sólo en cuanto a desarrollo turístico -con centro en la ciudad de Bariloche- sino como organismo colonizador, fundando también escuelas, iglesias, hospitales y otros servicios públicos elementales. Creó nuevas villas turísticas, como Llao-Llao, Catedral, La Angostura y Traful.
En las décadas de 1940 y 50, durante los gobiernos del presidente Perón, consolidados los parques nacionales ya constituidos y sin abandonar la función turística y de defensa de la soberanía, se desarrolló la preocupación por las investigaciones naturalistas. Estas se concentraron ante todo en estudios de la vegetación de los parques, llevado a cabo por importantes botánicos que actuaban en la institución. Los objetivos de conservación habían sido hasta entonces salvaguardar como patrimonio público valores escénicos excepcionales en el mundo, para disfrute de la sociedad (que los bosques del Sur y las Cataratas del Iguazú eran los mayores exponentes de ello, queda demostrado en el hecho de que ningún otro sitio natural, protegido o no, llegó a igualar el atractivo que éstos mantienen, aún hoy, para el turismo nacional y mundial). Comienza en cambio ahora a apreciarse el valor científico de la conservación de la flora y la fauna, acompañando el desarrollo de las Ciencias Naturales en el país, en particular, los estudios de la flora y la fauna argentinas, que fuera mérito de destacados precursores, como Ángel Gallardo, L. Haumann, Ángel Cabrera, Lorenzo Parodi, Lucas Tortorelli y varios otros. Estos avances en el conocimiento de la rica biogeografía argentina dieron aparentemente impulso a la conciencia conservacionista por mantener ciertos espacios naturales protegidos, como muestra prístina de cada región determinada. Se gesta así el criterio de que los parques nacionales debían representar porciones de todas las regiones naturales del país. De estas décadas datan los primeros parques nacionales cuyo atractivo escénico no es la principal finalidad de su creación, como Laguna Blanca, Río Pilcomayo, Chaco y el Monumento Natural Bosques Petrificados.
(*) Profesor de Historia de la UNSJ. Miembro de la Junta de Estudios Históricos de la Provincia de San Juan
