Tuvo lugar días pasados un Congreso sobre la encíclica Laudato Si, del Papa Francisco, en la populosa ciudad de Río de Janeiro. 
Respeto, responsabilidad y relaciones, fueron los tres temas abordados por Francisco, en un mensaje que conecta el cuidado de la "Casa común" en las grandes ciudades. 

En su apertura tomó la palabra el cardenal africano Peter Turkson, prefecto del Dicasterio para el servicio del desarrollo humano integral. Luego se escuchó el mensaje papal. En su discurso, Bergoglio lanzó un nuevo y urgente llamado a los gobiernos para que se preocupen aún más por el cuidado del ambiente, rechazando toda forma de inercia frente a la contaminación del aire y del agua. 

Respetar la creación es una de nuestras urgencias "fundamentales". "No podemos quedarnos de brazos cruzados cuando advertimos una grave disminución de la cualidad del aire o el aumento de la producción de residuos no adecuadamente tratados", expresa el Papa. Estas situaciones, "son consecuencia de una forma irresponsable de manipular la creación y nos piden ejercitar una responsabilidad activa por el bien de todos". 

Lamentablemente, prosigue Francisco, observamos una "indiferencia hacia nuestra Casa común". Dicha "pasividad", se lee en el mensaje, "demuestra la pérdida del sentido de responsabilidad". 

Escuchemos el "grito de la tierra herida". "En la actualidad, la quema cada vez más acelerada de los combustibles fósiles que alimentan la economía alteran el delicado equilibrio ecológico de la tierra en una escala casi insondable" dijo P. Turkson.

El Papa que declina su mensaje en tres puntos, "respeto, responsabilidad y relación", insiste en que respetar la creación es un deber incluso para generaciones futuras. Bergoglio pone el acento sobre la importancia del agua, cuyo acceso debe ser un "derecho fundamental" garantizado para todos. En nuestro país, hay más de diez millones de argentinos que carecen de agua potable. 

Es indispensable un consenso mundial que lleve por ejemplo a programar una agricultura sostenible y diversificada, promover una gestión más adecuada de los recursos forestales y marítimos y asegurar el acceso al agua potable. Desde 1990, más de 2 mil millones de personas obtuvieron acceso a agua potable básica y 116 países alcanzaron la meta que propone la FAO, pero más de 700 millones de personas aún permanecen sin acceso a ese servicio.

La agricultura es el mayor usuario del agua en el mundo, representando casi un 70 % de las extracciones del agua. Por ejemplo, para lograr un litro de vino, se necesitan 1200 litros de agua; para obtener un de kg de carne bovina, más de 2000 litros de agua. Todo hemos de cuidar de este noble recurso.

¿Cuándo entenderemos que no hay plan "b", porque no hay planeta "b"?. O cuidamos la casa común, o perecemos con ella, nuestro único hábitat. Actitudes como la que pareciera asumir el presidente de los EEUU que retira a su país del Acuerdo por el cambio climático que se hizo con enorme esfuerzo en la cumbre de París en 2015, nos dejan un sabor amargo.

Hay que recrear las relaciones humanas. No podemos derrochar agua potable en los jardines que otros necesitan para vivir. Nos hemos habituado a relaciones egoístas, indiferentes o violentas en las grandes ciudades. De ahí la necesidad del esfuerzo conjunto a nivel político, educativo y religioso para crear relaciones humanas que "rompan los muros" que excluyen las personas más vulnerables.

(*) Vicerrector de la Universidad Católica de Cuyo.