De un gobierno que acaba de asumir no se pueden esperar rápidas soluciones a grandes y graves problemas, especialmente si se trata del saneamiento del Riachuelo, en la ciudad Buenos Aires, catalogado como uno de los 10 más grandes casos de contaminación ambiental del mundo. Lo que sí se puede esperar es que las nuevas autoridades del Ministerio de Medio Ambiente de la Nación, cuyo titular es Sergio Bergman, tengan ya preparado un plan concreto y realizable, para que cuando se disponga de los fondos correspondientes, las soluciones se implementen de inmediato.
El problema de saneamiento del Riachuelo es uno de los más graves del planeta porque afecta a 17 jurisdicciones, pese a ello es muy poco lo que se ha avanzado desde que se comenzó a trabajar en el, al promediar la década del ’90.
Actualmente hay 29 organismos competentes que pueden actuar en la Cuenca Matanza-Riachuelo, y podrían aplicarse más de medio centenar de normas y reglamentaciones de 15 municipios. Pero nada de eso ha sido suficiente. Este cauce que tiene sus naciente en el centro-Este de la provincia de Buenos Aires sigue contaminado por industrias que arrojan sus efluentes en el lugar y vecinos desaprensivos que tiran todo tipo de residuos a sus aguas.

Se abre ahora una nueva posibilidad de solucionar esta situación, al coincidir el signo político del Gobierno nacional, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y de la provincia de Buenos Aires, principales responsables del saneamiento del cauce.
En un país con limitados recursos económicos para este tipo de trabajos, no se pueden pretender obras inmediatas. Por ello es que, al menos, se pide que se tengan propuestas claras y concretas, basada en estudios o experiencias de otros países, a fin de poderlas implementar en cuanto las condiciones estén dadas.