Según lo publicado en este diario, las autoridades sanitarias locales detectaron cinco casos sospechosos de gripe A, todos cuadros que afectan a personas de los llamados grupos de riesgo, que no recibieron la vacunación preventiva. Hasta el momento, sólo se vacunó el 66% de las personas que integran estos grupos y escasamente, el 16% de los niños menores de 2 años, ha recibido la segunda dosis de la vacuna.

El desinterés de la población, al no adoptar las medidas estacionales aconsejadas, en particular de los sectores vulnerables a esta enfermedad, es un problema preocupante que nos compromete a todos y demanda un esfuerzo adicional de parte de las autoridades del área de Salud para evitar que la virosis se expanda con las consecuencias que convulsionaron al mundo hace dos años.

En San Juan, ante todo, es un problema de conciencia de la gente, que no ha respondido responsablemente a la amplia campaña de difusión para acudir a los centros vacunatorios y de advertencia acerca de las graves consecuencias de la gripe A, cuyas complicaciones pueden llegar a ser fatales. Mayor preocupación, por la cercanía, genera el brote de gripe A registrado en Mendoza que ha encendido luces de alarma nacional.

Nuestra provincia está a tiempo de corregir la desaprensión generalizada, si se concurre cuanto antes a los lugares de vacunación o llamando a Epidemiología, la dependencia de Salud Pública a cargo del operativo, o a cualquier centro asistencial para que la dosis se coloque en los domicilios de la gente imposibilitada de llegar a los lugares de inoculación.

Frente a la gripe A, el abandono personal es un riesgo que se paga con la vida, y le cuesta caro al Estado.