El poeta, diplomático y periodista Rubén Darío.


Hacen 104 años moría en Nicaragua un hijo predilecto de aquel país, el poeta, diplomático y periodista Rubén Darío. Está considerado por los máximos expertos en humanidades del mundo como el más grande representante del movimiento literario de la lengua española denominado modernismo. Desarrollado en el mundo de la poesía entre los años 1880 y 1917, se trata de una "ambigua rebeldía creativa, un refinamiento narcisista y aristocrático y una profunda renovación estética del lenguaje y la métrica", según Ángel Crespo, en su "Antología de la poesía modernista" (Ed. Tarragona, Tarraco, España 1980). Precisamente es Rubén Darío el adalid de este movimiento, cuyos inicios se asocian a su obra "Azul", publicada en 1888 y considerada "fundamental del movimiento modernista". Habla sobre el amor, la naturaleza, los seres mitológicos, el mundo de las hadas, y especialmente de la condición del artista en la sociedad burguesa. Félix Rubén García Sarmiento adoptó el apellido Darío porque a su familia paterna la llamaban los "Daríos". Precoz lector y escritor en su León (Nicaragua) natal, poseedor de convicciones independientes y progresistas, defendió desde muy joven las ideas de libertad, justicia y democracia, nociones muy alejadas de la Nicaragua de nuestros días.


La vida de Darío fue muy rica en viajes, como el primero que realizó a Francia muy joven y donde profundizó su vocación literaria. De vuelta a su país escribió en distintos periódicos a partir de 1883, y después, con sólo 19 años, continuó ejerciendo el periodismo pero en Chile, en la revista "Época" y en periódicos como "La Libertad Electoral", de Santiago, y "El Heraldo", de Valparaíso. Desde su papel de lírico, en Chile publica "Abrojos", su primer libro de poemas, en 1887, y a su vez multiplica sus conocimientos en los románticos españoles y poetas franceses de aquel siglo XIX. Al año siguiente por la excelente crítica sobre el citado libro "Azul", poemario considerado "el punto de partida del Modernismo", es nombrado corresponsal del diario "La Nación" de Buenos Aires en Chile. Luego vuelve a su país e incluso retorna a Europa, esta vez integrando una misión oficial nicaragüense en los actos de conmemoración del cuarto centenario del Descubrimiento de América (1892). También vive en Buenos Aires, entre 1893 y 1896, donde publica dos obras calificadas de clave en su trayectoria literaria: "Los raros" y "Prosas profanas y otros poemas", consideradas la ratificación de su protagonismo en el Modernismo. En 1896, fue nombrado por el diario "La Nación", de Buenos Aires, como corresponsal en España. Sus crónicas en este diario porteño fueron recopiladas en 1901 en el libro "España Contemporánea. Crónicas y relatos literarios". Mientras permaneció en la península ibérica, toma contacto con célebres referentes de la literatura local como Juan Ramón Jiménez, Ramón del Valle-Inclán y Jacinto Benavente, y luego en París se hace amigo de otro ilustre español, Antonio Machado, que admiraba la obra de Darío sin conocerlo. Su última publicación estuvo dedicada a Argentina, la escribió en 1914 en Barcelona y se tituló "Canto a la Argentina y otros poemas". Una de sus citas más célebres forma parte de un poema traducido a numerosos idiomas: "Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar no lloro... y a veces lloro sin querer".

Por Luis Eduardo Meglioli
Periodista