En la Ciudad Capital como en el Gran San Juan, conviven con la modernidad, distintos objetos, construcciones, barrios, ruinas y vestigios de épocas cercanas que hablan de la cultura, economía, progreso social e historia de nuestra provincia. Todo esto, digno de proyectar un paseo turístico para aquellos amantes de la historia, con el objetivo de señalar elementos que se usaron en la reconstrucción de la ciudad luego del terremoto del 15 de enero de 1944. Ese día, se desplomaron edificaciones de siglos de antigüedad, por lo que, a diferencia de otras ciudades del país, la provincia está construyendo su historia edilicia. Ese es un motivo para observar cómo está a la vista lo que va quedando en menos de un siglo del nuevo San Juan y que a veces ni los mismos sanjuaninos se dan cuenta de que pasan al lado de un objeto o construcción que cada día se torna más importante, porque es parte de la historia local. 


Sólo basta con observar las veredas en la ciudad para encontrarse con postes de alumbrado público colocados en la década de 1950 y 60. Más bajas que las actuales en las cuales se les colocaba tubos fluorescentes que tenían a la vez una cobertura de color blanco para protegerlos. Entre objetos que ya no se usan están los buzones de color rojo. Uno de ellos se encuentra en la calle General Acha, pasando Libertador, como mudo testigo de una época en que se usaba enviar cartas en distintos sobres de papel. Como también hay uno en San Agustín de Valle Fértil. Pero hay más. Hasta la década de 1990, San Juan contaba con dos ferrocarriles, el Belgrano y el San Martín. El primero era de trocha angosta. Es decir con rieles a menor distancia que los hacían especiales por la lentitud para transportar cargas. Sin embargo, también llegó a tener su servicio de pasajeros, cuya ruta era San Juan-Córdoba y viceversa. Allí quedó el edificio de la estación, que desde hace algunos años la convirtieron en museo. Desde allí, rumbo al Norte partía el tren. Justo en la esquina todavía quedan algunas columnas de hierro que sostenían los alambres que iban a lo largo de las vías. También están las viejas casillas del Barrio Ferroviario, que fueron construidas para las familias de los trabajadores del Belgrano. Incluso se pueden ver vestigios de pilares que sostenían las barreras que se bajaban cada vez que el tren pasaba por esa esquina. Por otro lado estaba el Ferrocarril San Martín cuyo edificio fue transformado en centro cultural. Allí todavía se puede observar el antiguo tanque de agua utilizado para cargar las locomotoras de vapor, entre tantos vestigios ferroviarios.


Sin dudas, el ferrocarril fue muy importante para San Juan, tanto es así que en Rivadavia se hizo un homenaje en el cual se construyeron unas vías que simbolizan la Estación Punta de Rieles, desde donde partían trenes de carga con productos de la provincia, en especial vinos y mosto. Pero también hay otros vestigios y ruinas como en Talacasto, y muchos lugares más en el territorio provincial.


Si de construcciones se trata, hay barrios que se construyeron posterremoto de 1944 como la Villa América, Patricias Sanjuaninas, barrio Ferroviario, entre otros que forman parte ya de la historia moderna de la provincia.


Algunas bodegas abandonadas como aquella donde se elaboraba el vino Maravilla, ubicado en Avenida Paula Albarracín de Sarmiento y que tenía salida hacia calle Sargento Cabral, forma parte de la historia reciente en la cual, cientos de camiones cargados de uva esperaban estacionados en esa calle para descargar la producción de uvas.


Son tantos los lugares, edificaciones como mudos testigos de un pasado reciente de San Juan, que vale la pena conocerla por medio de un elaborado proyecto turístico que se pudiera hacer para conocer el San Juan de historia reciente.