El 9 de marzo de 1812, José Francisco de San Martín arribaba al puerto de Buenos Aires. "Así comienza la historia de grandeza de José de San Martín, con la proeza heroica de un soldado surgido del silencio y que desaparece en el silencio". Esta brillante observación la realiza el escritor Roald Viganó (2005) en su obra "San Martín, Hombre. Carta a la Juventud”, quien nos introduce en un San Martín místico, ejecutor de un designio que lo realizó en Sudamérica.
El prócer regresaba para ponerse al servicio de su patria. Lo hacía junto a su "librería+, así se llamaba a las colecciones personales de libros. No podían faltar en ella libros de Geografía como el de Joseph Dalles, "Tratado de Geografía Moderna”, Tomo I, en francés (1768) y el de González Cañaveras, Juan Antonio, "Geografía General”, XI Tomos, Madrid (1775), además de unos libros de viajes. La lectura sobre estos temas fue, al parecer, de gran interés para San Martín, porque su colección estaba compuesta por 22 obras, integradas por 55 volúmenes, con cada uno de los viajes realizados por los cinco continentes. Además de su mapoteca conformada por mapas, atlas y cartas marítimas.
Parte de sus conocimientos geográficos, topográficos y cartográficos de América, lo había adquirido de sus lecturas en sus libros y mapas. Este conocimiento geográfico asimilado por San Martín, habría sido de vital importancia para llevar adelante su plan continental. La otra parte de su conocimiento, lo obtendría en el espacio material mismo, tanto en sus viajes como en sus campañas militares.
Transitó por buena parte de nuestro país. En Cuyo observaría sus oasis, sus montañas carentes de vegetación, las travesías, profundas quebradas y sus transparentes ríos cordilleranos. Pero el elemento natural que más lo cautivó fue sin dudas las altas montañas que componen la cordillera frontal y principal de nuestra región. Por ello, es conocida su expresión: "Que la preocupación que le quitaba el sueño, más que la oposición de los realistas, era atravesar esos inmensos montes". Esta expresión es muy interesante resaltarla, porque San Martín mencionaba que atravesaría por "esos inmensos montes" ¿Tal vez, en ese momento, San Martín, creía que iba a cruzar por el sistema montañoso más alto del mundo? ¿Tal vez, en sus libros de geografía física y de viajes, afirmaban que la cordillera de los Andes era hasta entonces la más alta del mundo y no el Himalaya?
Después de la batalla de Chacabuco, San Martín confirmaría su creencia: "…en 24 días hemos hecho la campaña, pasamos las cordilleras más elevadas del globo, concluimos con los tiranos, y dimos la libertad a Chile (14 de febrero de 1817)".
El conocimiento geográfico de San Martín, habría sido de vital importancia para su plan continental.
El planeta se iba conociendo de a poco y gracias a los exploradores, geógrafos y viajeros, la geografía avanzaba. A 30 años del heroico cruce de los Andes, el inglés Andrew Scott Waugh (1847), había calculado la altitud del Kangchenjunga en 8.588 msnm, y daba a conocer que era el pico más alto hasta entonces conocido. Luego, Wilhelm Treue expresaba que en 1852 que el servicio topográfico de la India comprobó con cierta seguridad que el Monte Everest es el más alto de la Tierra. Con ello, comprendemos mejor la preocupación de San Martín por cruzar la cordillera de los Andes, lo cual lo hace más heroico y más incomparable su cruce.
Ivan Hidalgo, Profesor. Licenciado en Geografía.