La elección presidencial en Estados Unidos, prevista para el martes próximo, mantiene una expectativa mundial ante la falta de pronósticos claros que determinen un favorito entre el presidente Barack Obama, que se postula a la reelección, y el republicano Mitt Romney. Ese día también se elegirán 33 senadores y la totalidad de la Cámara de Representantes, 11 gobernadores y legisladores en los Estados.
Si bien los sondeos permiten inferir que el 73% de hispanos registrados son determinantes para favorecer a Obama, también se plantea la duda de las abstenciones de los latinos que optarían por no ir a votar debido a las promesas incumplidas por Obama sobre temas de inmigración. Sin embargo, la irónica fatalidad del huracán Sandy pareciera crear las condiciones para romper el "’empate técnico”, cuando ya emitieron su voto adelantado 17 millones de personas, cuando las medidas presidenciales para atender a las víctimas de la tragedia juegan a su favor.
Conociendo la idiosincrasia de los estadounidenses, particularmente donde existe mayor concentración poblacional como en Nueva York, el presidente Obama les ha recordado que las tareas de la reconstrucción recién comienzan y tanto las autoridades federales como las locales están empeñadas en revertir las consecuencias del huracán con trabajos que a juicio del presidente "pueden demandar varios días, quizás semanas y meses…”.
La emergencia nacional creada por las fuerzas de la naturaleza ha trastocado el clima electoral en EEUU, y todo indica que la ciudadanía se aferrará a las autoridades que han implementado planes para salir de la encrucijada. Pero la palabra final la tendrán las urnas.
