Según un estudio de la asociación civil Argentina Proyecto Educar 2050, el período de la educación secundaria es el estadio más problemático para poder completar la formación integral de los estudiantes argentinos. La investigación indica que el secundario concentra el mayor porcentaje de abandono educativo.
Los datos relevados alcanzan al 50% de los estudiantes y en los números, nuestro país se ubica detrás de Perú y de Chile, con un 70% de alumnos que completan sus estudios secundarios; y detrás también de Colombia (64%); de Bolivia, (57%); de Paraguay (50%), y de Ecuador con un 48 por ciento. Comparativamente con el resto de latinoamérica, resulta evidente que seguimos perdiendo posiciones.
La responsabilidad de esta declinación concierne principalmente al Estado nacional, pero ello no exime a los gobiernos provinciales, aunque haya que señalar una vez más que el federalismo educativo imperante, en la práctica está condicionado a las decisiones políticas y financieras del poder central. Entre la matriculación al final del nivel primario y al término del secundario la diferencia es del 48 por ciento. El promedio de rendimientos con bajas calificaciones demuestra que, en matemática, afecta al 44,7% en general, según el Ministerio de Educación de la Nación. Los jóvenes que no trabajan y estudian sin rezagos son 3.017.349; y quienes estudian con rezago: 749.002. Los jóvenes que no trabajan ni estudian son 992.680; los pobres 438.703, e indigentes 174.418, dice la Encuesta Permanente de Hogares, INDEC 2011.
Hay mucho por hacer y rehacer en nuestra escuela media a fin de motivar al alumno adolescente en el proceso de aprender y estudiar. Sobre todo, cuando recordamos que luego, de no afianzarse los estudios secundarios, sus consecuencias se advierten duramente en el nivel superior. Un reciente informe, realizado por QS World University, señaló que ninguna universidad argentina figuraba entre las diez primeras en América latina. La de San Pablo fue considerada, otra vez, la mejor; la UBA descendió del octavo al undécimo puesto, y otras que figuraban habían retrocedido algunos puestos. Otra consecuencia, advertida por los expertos argentinos en educación, es que cada vez egresan menos estudiantes universitarios.
Este bosquejo de una crisis educativa que tanto duele convoca a todos los argentinos, sean autoridades, docentes, padres y ciudadanos, a renovar el compromiso y deberes con la escuela media si se aspira a revertir ese proceso de deterioro.
