El ingreso constante de inmigrantes que abandonan sus lugares de origen en busca de mejores condiciones de vida ha creado un serio problema social en Europa y hay preocupación en Estados Unidos, donde se intenta dar solución a millones de indocumentados, entre otros países. Pero en ningún lugar del mundo se ha planteado la idea de imponer una segregación tan humillante como la lanzada en Japón por una conocida escritora.

La situación del país asiático es por demás particular por el descenso permanente de la mano de obra, cada vez más crítica, por lo que las autoridades de Tokio plantean abrir las fronteras a quienes deseen trabajar ya que la ocupación está asegurada por el déficit laboral. Debe recordarse que Japón es una de las naciones más restrictiva en material de inmigración, al punto de registrar tan sólo el 1,6% de extranjeros en su población.

Pero la propuesta de la escritora Ayako Sono, ex asesora del actual primer ministro Shinzo Abe, planteada en una columna de opinión, es directamente indignante. Promueve crear una zona de discriminación, o "apartheid", al estilo sudafricano para mantener allí a los trabajadores foráneos a fin de evitar el contacto con la sociedad nipona. "Desde que conocí la situación de la República de Sudáfrica, hace unos 20 ó 30 años, he estado convencida de que es mejor para las etnias vivir separadas las unas de las otras", escribió Sono, provocando la reacción furiosa de la opinión pública y las redes sociales.

El malestar fue mayor en Sudáfrica, donde se observó que es abominable defender el apartheid, ampliamente condenado por la comunidad internacional y calificado por las Naciones Unidas como un crimen de lesa humanidad. Y fue agraviante, porque paradójicamente la fecha escogida para la difusión de la propuesta discriminatoria, coincidió con el 25 aniversario de la salida de prisión del fallecido Nelson Mandela, símbolo de la liberación y premio Nobel de la Paz por defender la igualdad y los derechos a costa de años de cárcel.

La cuestión plantea otra arista de la involución del ser humano en momentos en que la humanidad sigue avanzando en igualdades y derechos reivindicatorias. Cuesta comprender cómo esta intelectual ignora lo que es un ghetto o carece de conocimiento académico acerca de los efectos sociales de la segregación.