En notas anteriores hemos hecho referencia a la vinculación de la sexualidad con la afectividad. En esta ocasión nos preguntaremos: ¿Qué hay que tener en cuenta para la educación sexual y afectiva de los hijos? Ante este interrogatorio señalaremos los siguientes conceptos: 1-Sea coherente y dé el ejemplo. La mayor parte de la educación de los hijos se realiza en modo indirecto, es decir, mediante el ejemplo de los padres. El aprendizaje por modelos mediante la imitación e interiorización de costumbres juega un papel fundamental en la educación porque los niños están atentos a lo que dicen y hacen sus padres. Por eso, los padres educan más a través de sus conductas, de los valores que viven y de las virtudes que practican. 2- Sea cercano, accesible y escuche a sus hijos. En el proceso educativo es esencial el diálogo y la confianza. Es necesario dedicarles tiempo a los hijos para estar con ellos y hablar con ellos. Recuerde la importancia de sus hijos en su vida. Los hijos deben saber que pueden hablar con sus padres de cualquier tema y que pueden hablar cuando algo les preocupe. Es fundamental que los niños tengan una relación abierta y cariñosa que les permita comunicarse. Por eso, sea amigo (no compinche) de sus hijos. 3- Aproveche las oportunidades. Los padres deben aprovechar, espontáneamente, las oportunidades ordinarias de la vida para hacer pensar y reflexionar a sus hijos sobre sexualidad y afectividad: un almuerzo, un paseo, un programa de televisión compartido, etc. Razone los valores que quiere transmitir, especialmente en la adolescencia. 4- Prepárese para saber orientar a sus hijos. Papá y mamá son los primeros responsables de la educación afectivo-sexual de sus hijos. Si bien la escuela colabora en esta tarea, es sólo subsidiariamente a la acción de los padres. Infórmese convenientemente sobre los distintos tópicos de la sexualidad y afectividad para ser capaz de dar respuestas a las inquietudes de sus hijos. Averigüe qué se enseña a sus hijos en la escuela, qué textos se utilizan y qué valores se transmiten. 5- Eduque para una afectividad plena y una sexualidad madura. La concepción personalista del hombre, es decir, como un ser bio-psico-espiritual y social, excede ampliamente la noción que identifica la educación sexual con la mera genitalidad o con las relaciones sexuales. Una verdadera educación abarca no sólo los aspectos biológicos, sino también los psicológicos, afectivos, sociales y morales de la sexualidad.



(*) Licenciado en Bioquímica - Docente.