A veces me pregunto, ¿hasta dónde vamos a llegar? Qué tan mal estamos como para llegar al punto de no poder jugar un partido de fútbol en nuestro propio país. Tan poco sensible somos, tenemos tanta falta de conciencia que no nos podemos llevar bien con el que piensa diferente o quiere algo diferente.


Qué sentido tiene maltratar al que representa al equipo rival, si en definitiva es quien le da vida a tu equipo.


Porque decime una cosa, si Boca no existiera, ¿cuál sería el sentido de llevar puesta una camiseta de River, o de tener una cancha mejor, o de tener un equipo diferente?


Si no hay un equipo contrario, déjame contarte, nunca podrías jugar por algo. No tendría sentido el asadito que siempre se apuesta antes de un partido. No habría pasión ni nerviosismo previo. En definitiva el fútbol no tendría ningún sentido y mucho menos pertenecer a uno u otro equipo.


Es hora que todos nos demos cuenta de esto: si no está el otro, no estás vos.

Por Agostina M. Alonso Rodríguez
Alumna del Colegio El Tránsito  (13 años)