"Cristo Señor sale al encuentro de los esposos cristianos en el sacramento del matrimonio, y permanece con ellos...".

En artículos anteriores, nos referíamos al amor en el matrimonio, según el documento Amoris Laetitia del Papa Francisco. Queremos ahora continuar con algunas reflexiones de su magisterio sobre el amor sacramental. 


El matrimonio puede ser visto desde un ángulo meramente humano y así tendremos un contrato matrimonial; o puede mirarse desde la fe y la gracia y así tendremos un matrimonio-sacramento. Escribe el Papa Francisco: "Cristo Señor sale al encuentro de los esposos cristianos en el sacramento del matrimonio, y permanece con ellos. En la encarnación, él asume el amor humano, lo purifica, lo lleva a plenitud, y dona a los esposos, con su Espíritu, la capacidad de vivirlo, impregnando toda su vida de fe, esperanza y caridad. De este modo, los esposos son consagrados y, mediante una gracia propia, edifican el Cuerpo de Cristo y constituyen una iglesia doméstica" (AL,67). 


"Toda la vida en común de los esposos, toda la red de relaciones que tejerán entre sí, con sus hijos y con el mundo, estará impregnada y fortalecida por la gracia del sacramento que brota del misterio de la Encarnación y de la Pascua, donde Dios expresó todo su amor por la humanidad y se unió íntimamente a ella. Nunca estarán solos con sus propias fuerzas para enfrentar los desafíos que se presenten. Ellos están llamados a responder al don de Dios con su empeño, su creatividad, su resistencia y su lucha cotidiana, pero siempre podrán invocar al Espíritu Santo que ha consagrado su unión, para que la gracia recibida se manifieste nuevamente en cada nueva situación" (AL,74).


Vemos que no es lo mismo un matrimonio-contrato, que un matrimonio-sacramento, donde son tres los que se casan (esposo, esposa y Jesús), donde Él es el "adhesivo divino" que une a los cónyuges. Hay una enorme diferencia. Así, al amor humano (eros, philia y ágape) donde interviene toda la persona en cuerpo y alma, se agrega el amor divino (caridad), que lo enriquece, lo santifica y lo fortalece. "En efecto, la gracia del sacramento del matrimonio está destinada ante todo a perfeccionar el amor de los cónyuges (Catecismo, 1641)" (AL,89). "El Espíritu que infunde el Señor renueva el corazón y hace al hombre y a la mujer capaces de amarse como Cristo nos amó. El amor conyugal alcanza de este modo la plenitud a la que está ordenado interiormente, la caridad conyugal" (AL,120). 


Si el Creador del mundo estableció la sociedad conyugal como origen y fundamento de la sociedad humana, Jesucristo, con su gracia, la convirtió en "sacramento grande" como escribe San Pablo (Ef 5,32), para santificar a los esposos en su vida conyugal.

Por Ricardo Sánchez Recio
Orientador Familiar. Bioquímico legista. Profesor en Química.