El asesinato y muerte de Mariano Ferreyra desnuda una vez más, el clima de intolerancia que en forma casi perversa, se ha venido apoderando a lo largo de las últimas décadas, de la Argentina. Por esta razón y considerando los graves problemas de incertidumbre e inseguridad que padece la sociedad, estimo que constituiría un error que este tema intente relativizarse y menos aún politizarse y mediatizarse, dado que la muerte de un joven en estas circunstancias, no representa otra cosa, que el desgarro de una parte importante de nuestra sociedad.
A la luz de los hechos que han culminado en esta trágica muerte, sería importante hacer un pequeño alto, para reflexionar respecto de lo siguiente: Independientemente a su posición ideológica, que en definitiva nada importa cuando se vive en democracia, se ha manifestado que el joven Ferreyra era un luchador social. Los luchadores sociales existen en todos los países del mundo abrazando las más diversas causas. Pero en nuestros países subdesarrollados, un luchador social casi siempre esta relacionado a justas que tienen que ver con el atraso, la postergación, el hambre y la miseria.
Se manifiesta, que este joven fue ultimado cuando apoyaba una manifestación de trabajadores ferroviarios de empresas tercerizadas, de la línea General Roca. Esta situación instala sobre la superficie otra realidad, que también resulta preocupante. Más de la mitad de la fuerza laboral del país esta conformada por trabajadores que se encuentran desocupados, subocupados, contratados o bajo condiciones que en todos los casos, reafirman la existencia de un trabajo marginal o precarizado.
Se afirma que el proyectil que terminó con la vida de este militante, salió del arma empuñada por un integrante de la patota sindical, del gremio de la Unión Ferroviaria. Las patotas sindicales que existen y que muchas veces han dado muestras cabales de su insensatez e irracionalidad, representan la síntesis de una parte del sindicalismo oscuro y tenebroso, que bajo intereses que no dejan de ser espurios, siempre se ha valido de vericuetos para atentar en contra de su propia unidad.
Se asevera, que esta patota contaba con el aval del "empresario sindicalista" y Secretario General de la Unión Ferroviaria. Estimo que en el contexto de una realidad que diariamente lo demanda, nada debería alegrarnos más que la emergencia de nuevos empresarios, porque estos siempre están y estarán dando cuenta, de nuestro crecimiento y desarrollo. Pero si algo realmente desagrada y disgusta, es que este tipo de empresario sindical que por sobre el más noble de los intereses de sus representados siempre se ha mostrado dúctil a los intereses económicos, corporativos y personales que ofrece el contubernio de su poder gremial, no sea la viva expresión del esfuerzo y del trabajo que con esperanzas y buena fe hacen el quehacer diario de otros empresarios, que sí construyen el País y engrandecen la Patria.
Personalmente me alegra que la Sra. Presidente haya manifestado que hay "esperanza de Justicia" y que "el viejo país de la impunidad no vencerá"; me entusiasma que haya manifestado también, que "esta Argentina de un presente de memoria, verdad y justicia que estamos construyendo, es el futuro que llegó. No lo dejaremos ir".
Pero estos sentidos deseos requieren a su vez, de varios compromisos. Se hace imprescindible que los gremios se democraticen, para evitar las patotas sindicales y la coexistencia de sindicalistas ricos, con trabajadores pobres y se hace ineludible, que se termine con toda forma de impunidad encubierta o garantizada. Pero se requiere por sobre todas las cosas, empezar a imaginar un País donde la tolerancia y el dialogo sean capaces de mirar al bien común, como el gran desafío para construir una nación que incluya a todos, entre ellos, los pobres de toda pobreza.
Por esta razón tenemos que seguir luchando, para que nuestra provincia de San Juan siga dejando atrás esa añeja idea de aspirar a poco, porque solo el aspirar a mucho, será quien nos conduzca a construir la provincia inclusiva, solidaria, justa prospera y productiva, que debemos construir entre todos y cada uno de nosotros.
