Las palabras de la presidenta de la Nación al anunciar un nuevo sistema contra la violencia en el fútbol, originaron dudas y polémica. La falta de voluntad política ha sido un obstáculo constante para solucionar este problema, y se duda de la utilidad de las máquinas detectoras de huellas dactilares presentadas por el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo.

El nuevo sistema fue contradictorio con el discurso presidencial, en el que se dijo que los hechos de violencia más graves ocurren fuera de las canchas y lo que estaba presentando era un nuevo programa para el control de acceso a los estadios: No se debe obviar ni minimizar la violencia en los estadios, que sólo en el primer semestre de 2012 originó la muerte de cinco personas.

El software para la identificación de los barras se nutrirá de información de los clubes con las personas que no quieren que ingresen en los estadios y los datos que aporte la Justicia. El nuevo sistema tiene capacidad para controlar el ingreso de 180.000 personas por hora y se prometen dos segundos para la toma de la huella digital, pero en el estreno del mecanismo, durante la ceremonia en la Casa Rosada, el sistema falló las tres veces que la Presidenta hizo el intento.

Están pendientes la practicidad y los beneficios de esta nueva herramienta, ya que la tecnología es un soporte positivo en cualquier actividad, pero aplicada a contener y erradicar la violencia en el fútbol es complementaria de un eje clave que no aparece con la impronta que debiera hacerse: la decisión política de terminar con ese flagelo.

Lo primero que hizo el Ejecutivo, hace tres años, fue brindar al fútbol cuantiosos medios económicos con un notable aumento por los derechos de televisación de los torneos. No obstante, los clubes siguen con las cuentas en rojo, gastan más de lo que pueden y sin controles que haga punible la mala gestión económica. El Gobierno nacional aún debe responder por haber alentado la creación de la barra "Hinchadas Unidas Argentinas” que fue al Mundial 2010. Por su parte, la dirigencia del fútbol debería imitar la actitud del presidente de Independiente, Javier Cantero, quien erradicó sin tecnología a los violentos y a quienes hacen negocios para beneficio propio, sirviéndose de las concesiones y connivencia de dirigentes, fuerzas del orden y políticos.