Aportamos la teoría del Universo existente no creado, bajo dos presupuestos básicos esenciales. El primero es que es posible concebir y fundar una teoría del universo existente y el segundo es que el mismo es no creado paralelo a la Divinidad. A mi entender es acertada la posición de que no se trata de conciliar razón y fe, ciencia y creencia sino más bien tener la perspectiva de lo posible a partir de su teorización. El Universo, totalidad en expansión entre las coordenadas de espacio-tiempo y del maridaje entre la materia y la energía puede llegar hasta nuestra máxima comprensión como lo movible que permanece, es decir, más allá de su expansión y contracción, permanece en un "estado de latencia'', así, los presupuestos que lo sostienen son: la energía biointencional y la acción de la Divinidad.


"El principio de la intencionalidad adquiere hoy el principal motivo que da razón no sólo al hombre, sino que permite analógicamente incursionar por la razón de Dios. De todas formas, algo de "dios'', también tiene el hombre. Esta intencional forma de concebir y sostener no sólo el origen del Universo, sino también, la continuidad de la existencia del alma y otros tantos planteos relativos a la vida, se ven vinculados a un nuevo tipo de energía, la energía biointencional, que vincula el porqué de la intención de Dios, con el porqué de la intención del hombre y la existencia del universo, materia de estudio y de reciente producción. En esta posición, no sólo en el espacio cósmico, el Universo tiene cabida sino que como ser existente Dios mismo, pues en definitiva la posibilidad de descubrir está en el hombre, no en Dios. El carácter intencional es el que gravita de manera estable y permanente como una constante, es como su similar de la ley de gravitación universal, la propia ley de la creación por la cual el Creador Dios hizo partícipe al hombre y el que puede negar, afirmar, conocer o desconocer de propia voluntad y con sus propios postulados.


Remitirse con este postulado en su análisis, no es más que afirmar que existe un consciente propio que se desarrolla con el hombre mismo desde su concepción y que el mismo colisiona con la realidad desde el desarrollo mismo de la persona. Este consciente funciona como arquetipo, es el propio estado en pasivo que comienza a desplegarse con la misma oportunidad de buscar la vida y se sostiene en su propia línea de ser. El supuesto de un arquetipo se despliega en la concepción de lo suprahumano que encuentra enlace directo con otros seres. De no ser así, no sería dable su presencia sin contacto alguno y menos aún en comunicación suficiente.


Entre los supuestos que sostienen esta teoría vemos que es posible que el Universo observable esté cerca de tener el mismo tamaño que todo el espacio, y que el Universo mismo tiene un límite. El relato bíblico en el génesis habla del comienzo del mundo no del origen del Universo. Entonces, la cuestión acerca del origen del Universo es irrelevante para las Escrituras. Quién no tiene límites es Dios, ello no significa que esté en el Universo o lo trascienda sino que es distinto de él. Dios y el Universo tienen una existencia concomitante o análoga si se quiere ya que uno explica la existencia o permanencia del otro. Porque existe Dios hay un Universo y porque hay un Universo Dios existe. No hay antinomia posible que cuestione este axioma. De lo que se trata es de no querer explicarlo todo, sino más bien de hacer un uso sensato de la razón. Pero ¿Qué relación tiene el Universo con el hombre? La misma que tiene el ser de Dios cuando se le presentó al hombre hace casi 2000 años. ¿Y por qué no? ¿Cuál es el problema? ¿Quieren acaso respuesta para todo? Bueno presentamos en este ensayo una, busca ahora la tuya.

Por Mario Correa D'Amico
Filósofo y pedagogo, profesional de la educación con doctorado y especialización en el área.