Los buenos modales y la cortesía son más que una señal de educación, ellos tienen un efecto positivo en la salud, el trabajo y la familia.
La cortesía es el motor de la personalidad de cada individuo. En una ciudad salpicada de violencia y malos tratos, es necesario actuar en sociedad con valores en alza. Los buenos modales le dan un toque a la personalidad. Sin embargo, los seres humanos no siempre se sienten totalmente a gusto en su entorno.
Una sociedad en constante transformación no puede establecer normas fijas de etiqueta que de ninguna manera podrían ser universales, ya que los buenos modales dependen en gran parte de las costumbres, de los hábitos de países y ambientes, como producto de las innovaciones contemporáneas, las costumbres y tradiciones que van cambiando a través del tiempo.
"Los acontecimientos sociales se representan en tres ámbitos: el familiar, el social y el laboral, en todos ellos el ser humano debe conocer la forma de comportarse en esa sociedad, es decir, la urbanidad, que implica el saber tratar con educación y cortesía a los demás. Hoy, la falta de cortesía, la ausencia de modales y comportamientos desconsiderados, han borrado del vocabulario las palabras "por favor", " gracias", "perdón". Su aplicación nos permite funcionar en relativa paz y armonía. Hay ejemplos muy notables como bajar la voz cuando interferimos la tranquilidad o concentración de otro, colocar la basura en su lugar, son pocos ejemplos que demuestran interés en el bienestar de nuestra comunidad y en la salud del planeta en el que vivimos. Cuando una sociedad abandona los buenos modales, el efecto acumulativo de estas agresiones provoca el aumento de estrés y afecta el bienestar total de la persona, la salud, las relaciones y la paz mental. Aun está demostrado por diversas investigaciones que la rudeza, la vulgaridad y la falta de cortesía en el trabajo afecta la productividad.
"El relajamiento en los modales puede deberse a diferentes factores; por ejemplo, en muchas familias los padres trabajan o están ausentes gran parte del tiempo durante los años formativos de sus hijos, muchos crecen literalmente en manos de la televisión o cuidadoras. Nos hemos acostumbrado a lidiar con una pantalla, no con personas, y ni siquiera nos disculpamos cuando actuamos mal, porque nadie es capaz de admitir que cometió un error", (Christine Pearson prof. de la Universidad del Norte en los Estados Unidos).
Para vivir en armonía y sin estrés, es primordial tener buenas relaciones, funcionar mejor en el trabajo y disfrutar de la vida. Es esencial desenvolvernos en un mundo donde impere el respeto y la consideración. Para rescatar estos valores en peligro de extinción, es convertirlos en hábitos cotidianos. Los buenos modales son la expresión de lo mejor que cada uno tiene en su corazón para dar a otros. Es el nivel de conciencia que tenemos hacia los demás. Es por esto que es importante aprender a sonreír, independientemente del temperamento. Tener el hábito de saludar, controlar el tono de las palabras. Otro punto importante es el buen humor en la convivencia laboral y familiar, el saber utilizar un tono agradable de la voz resultando así más sencillo el rendimiento de colaboradores e integrantes de la familia. Lo primordial es que nuestra educación quede demostrada por la manera de cómo tratamos a los demás y cómo nos conducimos en la vida. No hacerlo nos convertirá en una persona sin educación y sin "clase".
Este tema está deteriorado en las sociedades modernas, sin que apenas hagamos nada por solucionarlo. Un problema que se extiende a medida que las normas tradicionales en el trato social son borradas por nuevos comportamientos. Los malos modelos han convertido así en un problema creciente que afecta a todos los niveles sociales en la familia, el trabajo, en el entorno de amigos, en los negocios, en la política y en las relaciones personales. Es común hoy que el concepto de la cortesía se considere anticuado y poco moderno, de manera que cada vez más, muchas personas se comportan sin educación, convirtiendo la convivencia social en un entorno lamentable.
"Se han olvidado los contratos sociales. Hoy muchos piensan que se puede sobrevivir sin el otro y, a partir de ahí, se pierden los buenos modales porque para que ellos puedan ser implementados, se necesita comprender que el de al lado es esencial para nuestras vidas", (Sergio Sinay escritor y periodista).
(*) Especialista en educación, escritora, productora del programa "Botica Educativa" Radio Sarmiento.