"En política el que se calienta pierde", suele decir un encumbrado del peronismo sanjuanino desde hace años. Pero los tiempos que corren obligan a que todos tomemos esa máxima, no sólo los políticos. El humor social es algo muy difícil de manejar. Hay autores de todo tipo que han escrito miles de páginas llenas de recetas mágicas -y otras muy serias- con recomendaciones sobre cómo manejar el pensamiento de la gente y, en todo caso, orientarlo. Muchos gobiernos y las democracias más avanzadas del mundo han sufrido escándalos políticos profundos y han perdido millones en intentar orientar el voto y el pensamiento popular. Algunos lo hacen, nadie se entera y ganan. Y otros fracasan y terminan escrachados en las principales portadas de todos los medios del planeta. Esta pandemia ha roto todos los manuales. Nadie sabe a ciencia cierta cómo encauzar el pensamiento de una población en momentos como los que vive hoy el mundo. La única forma sustentable y verdadera es la de hacer las cosas bien, tomando las decisiones correctas, no hay más. Incluso haciendo todo bien nada ni nadie garantiza que el resultado sea mejorar la imagen de un gobierno o de un líder político. Porque, además, en cuanto la gente sospeche que ese dirigente intenta sacar aunque sea un pellizco de tajada a su favor, sufre lo que le ocurrió al diputado nacional Eduardo Cáceres en una marcha opositora el lunes pasado. Lo echaron. Creo yo, de manera algo injusta, pero lo echaron sin miramientos y, sumado a eso, el legislador contribuyó al desastre al romper con esa máxima de "no calentarse" y se trenzó con manifestantes. Doble, triple error. No sé si hay vuelta atrás para él luego de lo que pasó, porque supuestamente entre esas personas estaban sus votantes de la campaña que viene. Cómo habrá sido el error, que luego ni siquiera el partido de Cáceres en la provincia salió a respaldarlo o a solidarizarse con él. Ni siquiera lo acogió el diputado provincial Enzo Cornejo; otrora su ladero más fiel. Tremendo. Desolador. Cáceres insiste en que fue un grupo de "liberales" que organizaron el mitín y que por diferencias políticas lo terminaron marginando. Insisto, el problema no fue Cáceres, es la pandemia. Eduardo no supo leer el momento, no palpó el humor social, algo muy difícil de hacer. Le pasó a él, pero le puede pasar a cualquiera en cualquier momento mientras el Covid-19 siga cerca.

Eduardo Cáceres


Los gobiernos están empecinados en hallar la fórmula que les permita mejorar el humor de la gente y, de esa forma, ganar tiempo para planificar mejor. No se puede. Todo en cualquier ámbito es ahora, es ya. Ni siquiera un poco más tarde, es ya. Sin ir más lejos, el Gobierno sanjuanino estaba festejando hace una semana el protagonismo positivo por la vuelta a las clases presenciales y en sólo siete días todo eso se olvidó. Con el traspié del avión sanitario la imagen cayó bastante y luego volvió a subir hasta superar la friolera de los 80 puntos, que es la última medición disponible, del viernes pasado. Pero eso también es fugaz. Así como la imagen del gobierno con lo del avión cayó por pocas semanas, esta suba probablemente dure menos de lo que quisieran los hombres de Sergio Uñac. Todo dependerá del conteo de infectados y, eventualmente, si es que hay alguna muerte; palabra que asusta mucho más que el Covid-19. El Gobernador sabe eso, lo entiende. Y por eso ayer le pidió a sus más cercanos el esfuerzo más fuerte para tratar de contener el virus en estos catorce días. Sabe que por ahora tiene apoyo político de su Gabinete, del peronismo, de los empresarios y de todos los actores sociales. Pero también sabe que ese OK finalizará dentro de dos semanas. Luego, habrá que ver en detalle cómo y quiénes siguen en pie y con quiénes contará.


Ayer algunos comerciantes hicieron circular un audio muy duro respecto de la decisión del regreso de la cuarentena. La divulgación del mismo seguramente tiene que ver con la interna entre los líderes de las cámaras de comercio, pero el contenido es feroz. Hablan de no acompañar al Gobierno, de que los comerciantes han sido marginados y de que no aguantarán otra extensión del aislamiento más allá de los 14 días. Quizás el audio del líder empresario es para defenderse de las críticas de los comerciantes, quienes ven cómo sus supuestos mandatarios terminan agachando la cabeza casi siempre. O tal vez el enfrentamiento es real, habrá que esperar para saberlo. Todo forma parte de lo mismo, la calma que hay que mantener en momentos de nerviosismo. En esos instantes es cuando se observan los verdaderos conductores, los líderes responsables, los que paran la pelota para pensar y no se vuelven locos con los gritos y la sed de sangre de quienes están en las trincheras. Desde ayer esa capacidad o esa incapacidad empieza a fluir a borbotones.