Del V Congreso Mundial por los Derechos de la Infancia y la Adolescencia que se va a desarrollar en San Juan a partir de mañana saldrá una radiografía de algunos aspectos que repercuten en la niñez del mundo: "Cómo impactan las configuraciones de la familia, las políticas públicas, las instituciones educativas, los medios de comunicación y la industria cultural en los más pequeños", serán los ejes de discusión, según el temario difundido por la organización del acontecimiento. Para el encuentro vienen personalidades de renombre mundial que llevan años trabajando en estrategias públicas para proteger a los niños de los "ataques" de los adultos. Bajo este escenario, conviene conocer lo que ocurre en San Juan y el país con los niños y los adolescentes, ya que sin esos datos, no habría contexto, y sin él, tampoco existirían elementos suficientes para hacer un juicio medianamente razonable. Al observar ese contexto se ven adelantos, pero también torpezas políticas.

Según datos del Ministerio de Salud de San Juan, la provincia ha logrado bajar en 8 años la tasa de mortalidad infantil a 9,9 muertes por cada 1.000 nacidos vivos. Es decir, 9,7 menos que en 2003, cuando San Juan ostentaba la escalofriante tasa de 19,6 muertes por cada 1000 nacidos vivos. En 2003 había 3.088 niños y adolescentes en programas de protección de derechos; a 2011 esa cifra llegó a 96.850, número que incluye los programas alimentarios que se implementaron a partir de 2008 y la Asignación Universal por Hijo del Gobierno Nacional desde 2009. En cuanto a los adultos, San Juan tenía en 2003, 32.268 planes Jefes y Jefas de Hogar y cerró 2011 con 127, lo que para las autoridades locales es un gran logro, ya que consideran que esas personas han sido transferidas a otros programas más completos o efectivamente han conseguido empleo. Lo mismo ocurre con las pasantías: de 5.620 pasantes que había hace 9 años, quedan 271, aproximadamente. Todos datos a 2011, que es el último registro oficial que existe. A pesar de lo auspicioso de las cifras anteriores, todavía hay números que alarman ya que, por ejemplo, sigue siendo el Gran San Juan el lugar con mayor desocupación de Cuyo: 5,6% frente al 2,4 de San Luis y el 4,7 de Mendoza, según los números del segundo trimestre de este año elaborados por el INDEC. En cuanto a la escolarización, si bien se observa un altísimo porcentaje de niños de 5 a 14 años que ingresan a la escuela -más del 90% promedio-, y también hay que decir que ese número ha venido creciendo con los años, todavía el 21,4% del total de adolescentes de 15 a 17 años no sabe qué es una escuela. Y ni que hablar de la deserción escolar, que a esa edad llega al 50% según cifras de la asociación civil Argentina Proyecto Educar 2050, grupo que contiene hombres y mujeres "enemigos" del Gobierno nacional, también hay que decirlo.

Con estas cifras y a juicio de este periodista, hay que decir que muchas cosas se han hecho bien y especialmente en San Juan, pero ¿hacía falta complicarlas con cuestiones políticas? Por ejemplo: ¿qué necesidad hay de ofrecerle el voto a los chicos de 16 años, si más de 2 del total de los adolescentes de esta provincia no sabe qué es una escuela, y de los que sí asistieron alguna vez, la mitad la abandona antes de terminar? Y no es San Juan una isla: el Gobierno nacional impulsa modificar el Código Civil en varios aspectos; uno de ellos es el de permitir la gestación por sustitución o, dicho vulgarmente, alquiler de vientre, algo que la legislación argentina no contempla actualmente. ¿Qué necesidad hay de promover estos "adelantos", cuando apenas se empieza a garantizar que los chicos que recién nacen no mueran a los días? El trabajo es bueno y San Juan ha sobresalido en el país por sus índices, pero ¿es momento de avanzar o es momento de reafirmar? Timing político es lo que falta, parece. En definitiva, los chicos necesitan sólo una manito de suerte.